En este calvario en que
se ha convertido la aplicación de la Justicia en España a causa de los
múltiples casos de corrupción y de la puesta en cuestión de la imparcialidad de
jueces y fiscales por parte de unos y otros partidos, finalmente, como era de esperar,
ha sucumbido Moix, el Fiscal Jefe Anticorrupción, cuestionado desde el primer
instante de su nombramiento, quien, asumiendo que tenía que renunciar al cargo
al verse sin apoyos, evita a Maza, el Fiscal General del Estado, que le apoyó
hasta el último instante, tomar una salida más drástica y tras presentar su
renuncia afirma: “me inmolo para proteger a mi familia y a la Fiscalía”. Así
acaba el capítulo Moix, aunque el problema continúa ya que Maza también es
cuestionado, así como el mismísimo Ministro Catalá, quien asume su debilidad,
diciendo “no sé si soy un lastre o no” y se defiende con el argumento de que él
se limita a “cumplir los objetivos del Gobierno”, mientras Méndez de Vigo le
respalda y pone la dimisión de Moix como ejemplo de la separación de poderes,
siempre cuestionada en este país, cuando, al parecer, parte del Gobierno culpa
a Catalá del fiasco de Moix y alguno de los ministros entiende que ha dado la
sensación de gubernamentalización de la Justicia, mientras el Fiscal General
intentaba que Moix no dimitiera por el asunto de su sociedad panameña. En
definitiva, el Gobierno busca pacificar finalmente Anticorrupción tras dejar
caer a Moix, para algunos “sin motivos”, después de tres meses de polémicas, y
los históricos Alejandro Luzón y Antonio Romeral se perfilan como candidatos a
sucederle en la Jefatura de la Fiscalía Anticorrupción, a la espera de que
aparezca la siguiente polémica, cuando el objetivo debiera ser modificar el
sistema de nombramientos en Fiscalía, más desvinculado del Ejecutivo, pues lo
irracional es mantenerlo para cuestionarlo permanentemente, al margen de que en
el “caso Moix” hubiera razones de imagen que avalaran su relevo, pues un Fiscal
Anticorrupción no sólo ha de ser honrado sino además parecerlo. Curiosamente la
heredada casa familiar de la discordia en Collado Villalba, escriturada a
nombre de una sociedad panameña, ya ha encontrado comprador, lo que allanará el
reparto de la herencia. Y mientras Moncloa acusaba de las filtraciones a los
fiscales rebeldes, aunque evitaba apoyar al Jefe Anticorrupción, quien no había
comunicado a Fiscalía la dichosa herencia y su participación en la sociedad
panameña por si incurría en incompatibilidad, atrás quedan algunos de sus... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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