La coincidencia temporal
de sentencias judiciales sobre varios casos de corrupción relevantes (“Gürtel”,
“Nóos”, “Tarjetas black”), que en estos días han dictado los respectivos
tribunales, pone de relieve el torticero uso de la Justicia como arma política
arrojadiza sin reparar, tanto los medios de comunicación como los políticos, en
el daño que semejantes comportamientos hacen a nuestro Estado de Derecho, pues
una cosa es hacer crítica jurídica a las sentencias que no nos gusten o a las
leyes en que se sustenten, ¡faltaría más!, y otra bien distinta es arremeter
gratuitamente cuando conviene, sin argumento jurídico alguno, contra
tribunales, jueces y fiscales como si formaran parte de un sistema de justicia
ideologizada y sometida al poder ejecutivo y, por tanto, carente de
independencia (requisito básico de cualquier sistema democrático moderno) y al
servicio de los poderosos. Un panorama siniestro alejado de la realidad que
algunos, demasiados quizá, dibujan y venden mediáticamente a la sociedad, para
obtener particulares beneficios políticos o de audiencia, a través de
politicastros de pacotilla o de tertulianos de piñón fijo y a sueldo, que, con
verdades a medias, cuando no mentiras, engañan a los televidentes para conseguir
sus espurios objetivos a base de desprestigiar malintencionadamente a la
Justicia que, en España, mejorable como casi todo en esta vida y como en el
resto de países, aunque tarde, funciona y, prueba de ello, son las condenas
dictadas, entre otras, a los líderes de los casos citados, sean quienes sean,
contradiciendo a los agoreros que, desde el inicio de la investigación y
durante el proceso, intoxicaban diciendo lo contrario y, no conformes con ello,
ahora siguen intoxicando contra las sentencias dictadas, con tal de deteriorar
nuestro Estado de Derecho. Una cosa es hacer crítica jurídica, otra informar y
otra opinar basándose en falsedades sobre la actuación de tribunales y
aplicación de procedimientos legales, atribuyéndoles maliciosamente arbitrariedades
inexistentes o intencionalidades perversas cuando simplemente... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/
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