Cualquier persona
medianamente sensata y medianamente demócrata de cualquier país civilizado del
mundo entiende que para defender la Democracia y, por tanto, la legalidad
vigente el Estado ha de aplicar todas y cada una de las medidas punitivas que
los ciudadanos le han otorgado. Algo que curiosamente en algunos asuntos de
extrema gravedad, como el independentismo ilegal, el Estado Español no viene
haciendo desde hace demasiado tiempo. Y, ante semejante impunidad, no extraña
que los políticos independentistas catalanes campen a sus anchas y ahora todos
ellos deciden hacer juntos la campaña por el ilegal referéndum con En Comú
Podem que se suma a la fiesta. En todo caso el Gobierno está preparado para
intervenir en Cataluña y en su advertencia más firme La Moncloa anuncia
“medidas coercitivas” frente a dicho referéndum unilateral secesionista, entre
las que contempla incluso suspender la autonomía si llega el caso. Por tanto
Rajoy, con toda razón y por obligación constitucional, está dispuesto a impedir
la ilegal consulta por la fuerza (los paños calientes ya ven que no conducen a
nada), barajando su Gobierno aplicar el artículo 155 de la Constitución para
precintar los colegios y tomar el mando de los Mossos, asumiendo así
competencias de la Generalitat si ésta saca las urnas a la calle, pues, aunque
mantendrá el discurso del diálogo, que los totalitarios independentistas
rechazan, combatirá “una a una las ilegalidades” de los soberanistas. Por su
parte la Generalitat dice que dispondrá en julio del sistema informático para
recaudar ilegalmente todos los impuestos, mientras el Pacto por el Referéndum
pide ahora reunirse con el Gobierno para buscar una consulta consensuada,
cuando saben que ello no es posible salvo que se modifique la Constitución y
permita insólitamente que una parte del territorio español si así lo desean sus
habitantes puedan decidir a su antojo desgajarse del resto del país. Y mientras
el Constitucional puede suspender directamente a Puigdemont si desobedece, los
partidos soberanistas dicen que el golpe judicial reciente contra el famoso 3%
de la Convergencia de Artur Mas obedece no a la obligada persecución de la
corrupción sino que es una operación contra el ilegal “procés”, aunque Colau,
¡menos mal!, les pide respeto a “la independencia judicial”. Lo cierto es que
en vísperas del juicio de Mas y la investigación de las cuentas de CDC, que
alcanza incluso al Ayuntamiento de Barcelona, en una operación judicial se detiene
a dieciocho personas, tres de ellas de la máxima confianza del ex president,
implicadas en diez concesiones irregulares durante su gobierno, siendo algunos
de los detenidos hombres clave también del ex alcalde barcelonés Trías, a
quienes se les... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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