Los vetos de Reino
Unido, Francia y Bélgica, a los que de alguna manera se suma Alemania (ya son
ocho países los que vetan el turismo a España) hunden definitivamente el sector
turístico en nuestro país, cuando es uno de los principales pilares de nuestra
Economía, y a Simón (la imagen por excelencia del Gobierno en asuntos
sanitarios) sólo se le ocurre decir que “nos favorece que no vengan los británicos”,
aunque puntualiza que es desde un punto de vista sanitario, pues, según él,
“que exijan una cuarentena….es un riesgo que nos quita”; en definitiva, una
absurda obviedad ya que, obviamente, si todos nos quedamos encerrados en casa
los contagios se reducirían a la mínima expresión, pero, obviamente esa no
puede ser jamás la solución. Los turistas británicos, como el resto de
ciudadanos de otros países, son vitales para el desarrollo económico de un país
turístico por excelencia como es el nuestro y la principal obligación de sus
gobernantes es buscar por todos los medio posibles hacerlo más atractivo
todavía para que cada vez sean más numerosos los visitantes, tanto extranjeros
como nacionales. Pero se ve que los actuales gobernantes no están muy por la
labor, pues a la absurda obviedad de Simón, se suma la de la ministra de Asuntos
Exteriores que, ante la grave situación económica, manifiesta que “España tiene
la situación controlada”, mientras cargos del ministerio lamentan que Laya se
haya dedicado sólo a la agenda climática y muchos ya sostienen que “la ministra
de Exteriores desprecia la diplomacia”. La trágica realidad es que el alza de
casos de rebrotes infecciosos en España es un hecho (la incidencia del virus es
la quinta más elevada de los países europeos) y genera alarma en Europa, y que,
mientras el Gobierno, tras el veto británico al turismo, negociaba con Londres
excepciones para Baleares y Canarias (las demás CCAA que se busquen la vida
como puedan), la respuesta de Reino Unido es contundente y en vez de suavizar
las restricciones con las islas españolas endurece más su veto pidiendo
taxativamente no viajar a las mismas, mientras Sánchez critica la decisión
británica por “desajustada” y dice que seguirá negociando, en tanto que Sanidad
baraja restringir vuelos con los países más afectados para evitar casos
importados y el sector turístico, ante el varapalo a su tímida recuperación,
teme la ya evidente sangría de viajeros y habla de “ruina”, temiendo un efecto
imitación del veto inglés por coronavirus tras la cancelación de los
turoperadores británicos. En definitiva, Sánchez evita tomar el control pese a
la alarma en Europa y deja en manos de las CCAA la gestión de los rebrotes,
mientras Exteriores fracasa en las negociaciones con Reino Unido; el Gobierno
descarta una “segunda oleada” y defiende que los contagios, cada vez más
numerosos, están controlados y el PP le reclama un “mando único sanitario” ante
esta tendencia de incremento de rebrotes que ya superan en nuestro país los mil
casos diarios por primera vez desde mayo (el número de diagnosticados llega a
1.153, la mayoría en Aragón, Cataluña y Madrid), cuando los hospitales
aragoneses ya comienzan a sufrir la presión de este incremento y Madrid se
moviliza tras un alza en los casos del 413% en una semana, imponiendo Ayuso el
uso de mascarillas, límites al ocio nocturno y una especie de pasaporte serológico
que rechaza la OMS, reabriendo, por si acaso, dos pabellones de Ifema, ante el
“cambio de tendencia en los contagios”. Y ante este ninguneo a....... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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