domingo, 26 de julio de 2020

ESPAÑA, EL PATITO FEO

                        Tras ser uno de los destinos vacacionales preferidos a nivel mundial, esta España del desmadre político, económico e institucional corre el riesgo de convertirse en el patito feo de Europa, que se moviliza ante el temor a una segunda ola de coronavirus y señala a España ante la manifiesta oleada de rebrotes y, sobre todo, por la pésima imagen de descoordinación que estamos dando para atajarlo con cierta coherencia, eficacia y credibilidad. Y es que en esta España de las CCAA cada vez con más tendencias centrífugas, que amenazan directamente al Estado de Derecho, y con el gobierno central más débil, pintoresco y problemático de toda su historia democrática, enfrentado internamente incluso en asuntos básicos de Estado, se hace cada vez más difícil confiar en la búsqueda de soluciones a los problemas planteados, que no son pocos, mientras la ruina económica avanza a pasos agigantados y el futuro se presenta cada vez más negro. Así las cosas, Bélgica prohíbe viajar a Lérida y Huesca, Francia recomienda no viajar a Cataluña, y Reino Unido se suma a la iniciativa de Noruega e impone de nuevo una cuarentena de dos semanas a las personas que lleguen desde España a dichos países, matando así cualquier esperanza de recuperación del turismo (uno de los sectores vitales para nuestra Economía), justo cuando, con tremendas dificultades y sacrificios, el sector intentaba levantar cabeza tras el desastre sufrido por el confinamiento. España, por desgracia, ya es otra vez el país de Europa con la epidemia más descontrolada, pues la incidencia se ha triplicado en sólo dos semanas y registra ya casi un millar de nuevos contagios en días consecutivos, sin que se vislumbre cualquier atisbo de solución a la expansión de la pandemia. Entretanto, seis autonomías restringen la actividad del ocio nocturno (la Generalitat cierra las discotecas y Madrid valora aplicar más restricciones) ante el fuerte repunte de contagios, señalándolo como el origen de los grandes focos, como el que ha llevado a volver a la fase 1 a Totana en Murcia, mientras el Ministerio de Sanidad, que ha pasado de tener todo el poder durante el estado de alarma a ser un monigote en la “nueva normalidad” (yo la denominaría “vieja anormalidad”), reconoce una segunda oleada tras dispararse los rebrotes, especialmente en Aragón y Cataluña, que espera “días críticos”, cuando no hay ni rastro de los rastreadores (los focos de los rebrotes sólo tienen un 10% de los rastreadores necesarios y cada vez son más los infectados que relatan que nadie les contactó tras conocerse su infección). Y mientras se espera como agua de mayo una vacuna, cuyos fabricantes piden inmunidad en caso de que fallen, los presidentes autonómicos califican de “desastre” la gestión sanitaria de Torra (Cataluña no comunica el 90% de las hospitalizaciones por coronavirus) y piden al Gobierno inoperante un “criterio de país” ante los rebrotes, lo que, obviamente, para los radicales y secesionistas que apoyaron la investidura de Sánchez suena a maldición centralista, incluso para la parte gubernamental podemita que no está por la labor de tocar ni un ápice las competencias transferidas a las CCAA, incluidas las que, diseñadas constitucionalmente como competencias del Estado, fueron transferidas irresponsablemente por gobiernos anteriores (tanto del PP como del PSOE) a cambio del apoyo en Madrid de los nacionalistas (hoy independentistas), haciendo imposible la viabilidad futura de este Estado de las Autonomías en que se cuestiona ya casi todo, incluido el modelo de Jefatura de Estado, no ya sólo por partidos secesionistas o antisistema ajenos a la gobernabilidad, sino también por los populistas que cogobiernan con Sánchez, cuando entre todos ellos...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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