Gobernar con solvencia
requiere grandes dosis de prudencia, coherencia y compromiso no ya entre los
miembros del propio Gobierno, sino además con los ciudadanos, quienes con sus
votos han posibilitado dicha gobernabilidad, bien apostando directamente en las
urnas de forma mayoritaria por una de las opciones políticas y su programa
electoral, bien a través de un posterior acuerdo mayoritario indirecto en el
Parlamento en caso de que ninguno de los partidos haya alcanzado en las urnas
la suficiente mayoría parlamentaria para gobernar en solitario. En el primero
de los casos la solvencia gubernamental queda garantizada al tratarse de un
gobierno monocolor mayoritario, elegido directamente por los ciudadanos y con
el suficiente respaldo parlamentario para llevar a cabo su proyecto político;
en el segundo de los casos, tan legítimo como el caso anterior, la solvencia
depende de la solidez del obligado acuerdo alcanzado para conformar un gobierno
de coalición con mayoría parlamentaria suficiente o un gobierno minoritario,
monocolor o de coalición, con variable e inestable respaldo parlamentario,
negociado con la oposición para sacar adelante cada una de las propuestas de
Gobierno. Pues bien, en España, en términos de solvencia y estabilidad
gubernamental, se ha optado por la peor de las opciones, obviamente legítima,
al apostar por un minoritario gobierno de coalición en el que además el componente
minoritario del mismo, UPodemos, actúa, tanto dentro como fuera del Consejo de
Ministros, como si formara parte de la oposición, al extremo de que el
componente mayoritario, el PSOE, tiene que votar en no pocas ocasiones con la
oposición y contra su socio gubernamental, como acaba de suceder, entre otros,
con el asunto de la investigación de los GAL en que los socialistas votan, para
frenarla, con PP y Vox y contra Podemos, que se suma a la iniciativa de los
partidos nacionalistas para iniciar pesquisas sobre los vínculos de Felipe
González con la trama, ya depurada en su día y por la que fueron condenados,
entre otros destacados socialistas, José Barrionuevo o Rafael Vera,
beneficiarios curiosamente poco después de un indulto parcial otorgado por el
gobierno de Aznar. Al margen de la conveniencia o no de hurgar en oscuros
asuntos de hace más de veinte años, ya depurados tanto en el ámbito judicial
como político, ni PSOE ni Podemos entienden que o se está en el gobierno o en
la oposición, pero no en ambos lugares a la vez, pues es inaceptable que,
siendo ambos parte del gobierno, cada uno actúe como mejor interese
políticamente a sus respectivas formaciones partidarias, ya que en el Gobierno
no se puede estar a la vez repicando y en misa como pretende hacer Iglesias con
el interesado beneplácito de Sánchez que, entre otras cosas, calla ante el
ataque de sus socios a Felipe González (pero vota en contra de que se le
investigue) con el único interés de imponer el “sanchismo” en el PSOE, aunque
para ello haya que denostar el llamado “felipismo” que, con sus luces y
sombras, destacó durante tantos años en beneficio de la paz, el progreso y la
libertad de nuestro país en momentos mucho más delicados que los actuales,
salvo que nos empeñemos entre todos en lograr que sean estos tiempos actuales
los más delicados y preocupantes para el futuro de España. Con estas peligrosas
dosis de imprudencia, incoherencia y falta de compromiso entre los socios del
minoritario gobierno de coalición, no extraña que....... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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