Después de más de tres
meses en estado de alarma y gradualmente confinados, una auténtica anormalidad
sobrevenida a causa de la pandemia, España estrena por fin otra nueva
anormalidad con la que los ciudadanos tendremos que convivir no se sabe bien
hasta cuándo. Otra nueva anormalidad en la que todos deberemos mantener la
distancia social de seguridad, el uso de mascarillas y las medidas estrictas de
higiene para prevenir el contagio, siempre amenazante, aunque se flexibilizan
los desplazamientos (pudiendo ya viajar por todo el territorio), las reuniones
(ampliando aforos) y algunas otras actividades (muchas de ellas sin público).
Una nueva anormalidad en la que, finalizado el estado de alarma, cada Comunidad
Autónoma recupera sus competencias y, por tanto, cada una de ellas establece su
propia guía de normas con lo que al desplazarnos por ellas tendremos que
conocerlas bien para no incurrir en sanciones, pues la mayor o menor
aproximación a la normalidad que gozábamos antes de decretarse el estado de
alarma dependerá ahora de la mayor o menor sensibilidad de prevención que cada
gobernante autonómico quiera imponer en su propio territorio. España sale pues
del prolongado estado de alarma tras seis prórrogas pedidas por el Gobierno y,
al menos, ya se puede viajar con libertad entre provincias y autonomías y a la
UE con ciertas limitaciones, mientras algunos, como Moreno Bonilla, Presidente
de Andalucía, manifiesta que “el Gobierno ha estado noqueado en esta crisis” y
recuerda que “no habrá normalidad hasta que recuperemos nuestras libertades” en
toda su dimensión. Otros, como Pedro Alonso, epidemiólogo y alto cargo de la
OMS, sostiene que “España ignoró principios clave de salud pública”, en tanto
que García Egea, Secretario General del PP, considera que “en marzo el Gobierno
asumió el mando único; eran los que mandaban, también en las residencias”
saliendo así al paso de las mutuas culpas que se echan entre el Gobierno y algunas
autonomías respecto a la gestión de las mismas. Entretanto se publica que
Sánchez recibía informes diarios del Departamento de Seguridad Nacional sobre
la amenaza y los riesgos del virus desde el 24 de enero, aunque el Presidente
insiste en que “nadie sabía” nada al respecto, mientras el Consejo de Seguridad
Nacional infravaloraba el riesgo de pandemia ya que el 4 de marzo, diez días
antes de decretar el estado de alarma, el órgano asesor aprobó un informe que
situaba la amenaza sanitaria como una de las más improbables. Como ven se trata
de buscar responsables de la gestión de la crisis sanitaria, en plena polémica
por la confusión generada sobre la cifra de muertes por coronavirus ya que el
Ministerio de Sanidad, contabilizando los fallecidos con test confirmados pese
a contradecir las instrucciones de la OMS, deja en el limbo a 15.000 muertos
que “no sabe ubicar” y, tras doce días sin comunicar los muertos por
coronavirus, manteniendo congelada la cifra de 27.137, anuncia que serán
“alrededor de 28.000” y sólo atribuye a la pandemia un 20% de la altísima
mortalidad entre marzo y mayo, para situar finalmente la cifra en 28.315,
mientras Núñez Feijóo, Presidente de Galicia, manifiesta que “los españoles no
merecen un gobierno que no les diga el número de fallecidos”. Y es que, a este
paso, nunca se...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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