Pedro Sánchez anuncia que
tiene la intención de modificar el Código Penal y, concretamente, para rebajar
las penas por el delito de sedición, de lo que se deduce que el objetivo de la
medida es sencillamente salvar al ciudadano Junqueras, dado que los únicos
presos por sedición en España son él y sus colegas de aventuras sediciosas.
Obviamente, semejante desfachatez ha desatado las críticas de la oposición que
califican la iniciativa de “amnistía encubierta” como pago al apoyo prestado
por ERC a la investidura, lo que supondría una burla a la sentencia del
Tribunal Supremo para que finalmente Junqueras sea rehabilitado al aplicársele
la ventajosa medida de rebaja de penas con efecto retroactivo y así poder volver
pronto a la política al reducirle también los años de inhabilitación; una
medida que favorecería asimismo al fugado Puigdemont. No faltan razones pues
para que PP y Ciudadanos teman un “indulto oculto” a los presos
independentistas, mientras el Govern no tiene reparo en desvelar que las
rebajas de las penas por sedición responde a sus peticiones en la negociación y
que la reunión con Torra será para abordar la independencia de Cataluña. La
estrategia por parte de Sánchez es bien clara: un Código Penal a la carta para
burlar la sentencia firme del Supremo y con ello garantizarse la permanencia en
el poder. Ya ven, si hay que cambiar el Código Penal, se cambia, pero no, como
decía Sánchez, para volver a tipificar como delito los referéndums ilegales,
sino para hacer más asequible el delito de sedición desde que los sediciosos
son los avalistas de su Gobierno. Y, ya ven, si para cumplir las exigencias de
mesa bilateral España-Cataluña, hay que camuflarlas y reunirse uno a uno con
los diecisiete presidentes autonómicos para disimular los agravios comparativos
si se lleva a cabo sólo la de Cataluña, se hacen los paripés que hagan falta
para satisfacer el ego de los secesionistas. Todo, absolutamente todo, al
servicio del superior interés de la permanencia de Sánchez en el poder, no vaya
a ser que sus socios secesionistas y sediciosos se bajen demasiado pronto del
burro. A tal efecto, Sánchez se reunirá en febrero con Torra en Barcelona y
prevé tener los Presupuestos en verano, mientras el prófugo Puigdemont manifiesta
que “la mesa de diálogo no puede ignorar lo que represento”. Entretanto Trapero
se sienta en el banquillo por su papel en el ilegal referéndum del 1-O como
Mayor de los Mossos, una verdadera prueba de fuego para la Fiscalía tras la
polémica designación de la exministra Dolores Delgado como Fiscal General del
Estado, pues el Ministerio Público ya había pedido once años para el Mayor de
los Mossos, quien, en todo caso, se desmarca ahora del “procés”, marca
distancias con “el tema ese de la independencia” y tilda de “barbaridad” la vía
unilateral de la Generalitat, diciendo que su relación con el President no era
“ni buena ni mala” y que su intención en los incidentes del 1-O era “ayudar a
la Guardia Civil”. Al menos Trapero se...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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