La celebración del 12 de
octubre, Día Nacional de España, ocupa el día después buena parte del interés
mediático. No es para menos a pesar del éxito del mismo no sólo en Madrid sino
en otros muchos lugares de España, donde miles y miles de españoles, al igual
que hacen otros pueblos, celebran su Fiesta Nacional y obviamente manifiestan
su patriotismo o amor a la patria a la que pertenecen, asumiendo todo lo bueno
y todo lo malo que, como todo en la vida, ello comporta. Y como el patriotismo
es un sentimiento amoroso, cuya intensidad cada uno vive de forma subjetiva,
nada que alegar a quienes optan por asistir o no a los actos oficiales
programados por las autoridades gubernamentales que, como tales, están obligados,
por mero respeto al conjunto de los ciudadanos españoles a los que representan,
no sólo a acudir a los actos programados a los que están invitados y, en todo
caso (siempre se pueden poner excusas), a guardar el máximo respeto a la
efemérides, democráticamente establecida. Por ello en la recepción del Jefe de
Estado, el Rey Felipe VI, en el Palacio Real debieran estar todas las autoridades
invitadas o, en su defecto, quienes por delegación les representaban. Y casi
fue así, pues sólo faltaron los maleducados (siendo benévolo) presidentes del
País Vasco, de Cataluña y de Navarra, así como el líder de Podemos, Pablo
Iglesias, que, seguramente entiende que puede llegar a ser Presidente del
Gobierno de España a pesar del desprecio que hace al pueblo español (me extraña
que lo consiga por este camino de forma democrática, cuestión distinta es que
pudiera conseguirlo por otras vías). En todo caso contrasta entre las filas de
Podemos, genuinos representantes de la izquierda radical en todo caso, el “patriotismo”
de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que, como debe ser, acude
respetuosa a los actos convocados, con el escaqueo de su homóloga en Barcelona,
Ada Colau, quien, simplificándolo todo y manipulando la Historia (el 12 de
octubre se celebra y simboliza un hito histórico con todas sus luces, que son
muchas, y sombras, que hay algunas, posteriores) pone como excusa el “genocidio”
en América por parte de los conquistadores españoles para justificar su ausencia.
Aunque en esta orgía de desplantes, de intransigencias y falta de respeto y
educación en el seno del nacionalismo y el populismo antisistema, pone la
guinda un personaje impresentable que, no conforme con lo anterior, añade
insultos, groserías y memeces que merecen el mayor desprecio por parte de cualquier ciudadano normal. Se trata de Willy
Toledo, manifestando que no hay “nada que celebrar” y sí “mucho que defecar” y
añade por tanto: “me cago en el 12 de octubre, en la fiesta nacional y en la
monarquía y sus monarcas”, “me cago en la Virgen del Pilar y me cago en todo lo
que se menea”, ganándose con todo merecimiento, tras evacuar semejante diarrea
mental, el alias de Willy el Cagón. Imaginen por un instante la... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es)
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