En otro magistral
discurso del Rey Felipe VI con motivo de la entrega de premios Princesa de
Asturias, el Monarca apela, de forma oportuna y sin nombrar a nadie, a evitar
“fracturas sociales que tanto daño hacen” y llama a la “defensa de la legalidad
y de los principios constitucionales” pidiendo implícitamente a los
separatistas (a buen entendedor con pocas palabras basta) que “no construyan
muros con los sentimientos” y con semejante exaltación de España, de la España
de todos, consigue poner en pie al Teatro Campoamor de Oviedo, donde
tradicionalmente se entregan dichos premios, ante un auditorio privilegiado que
se entrega eufórico ante semejante apelación a la unidad de España y a la
defensa de la legalidad democrática como garantía de libertad. No en vano,
bastaría hacer una breve incursión a nuestra historia para sumarse a las
palabras del Rey, pues precisamente por la lamentable construcción de muros con
los sentimientos ha tenido episodios históricos dramáticos y trágicos, tanto
internos como externos, que sólo trajeron violencia, sufrimiento, miseria,
totalitarismo y muerte al conjunto de todos los españoles, al margen de quienes
se sintieran luego vencedores o vencidos parapetándose detrás de tan
repugnantes muros. Y, no en vano, bastaría echar un vistazo a la realidad
actual para entender que tras la progresiva construcción de “muros con los
sentimientos”, en este caso antiespañoles, por parte de líderes y gobernantes
independentistas catalanes, se ha generado una situación política y social
caótica en una parte de España, Cataluña, donde la fractura social ya es un
hecho, donde el respeto a la ley brilla por su ausencia, donde la solvencia
económica está a niveles de bono basura y donde las prácticas totalitarias
campan a sus anchas en ámbitos de gobiernos locales y del gobierno autonómico,
cuyos gobernantes, no conformes con haber llevado a los catalanes al borde del
precipicio, pretenden además blindar tras los muros sentimentales la impunidad
por sus presuntas tramas corruptas intentando achacar la... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario