Así consideran
determinados medios lo que está sucediendo en el Partido popular sólo a dos
meses de las elecciones generales lo que, de ser cierto, genera nuevas
incertidumbres sobre el ya incierto resultado de las mismas. De una parte la
dirección del PP anda indignada con las críticas públicas que hace Montoro a su
discurso social, mientras el núcleo duro de Rajoy, liderado por la
vicepresidenta, arropa al ministro, quien defiende que sólo pretende espolear
al partido. De otro lado la dimisión de Quiroga deja un PP vasco en caída
libre, dividido en varias facciones y sin un gran referente como relevo.
Además, diputados del Grupo Parlamentario Popular increpan a Cayetana Álvarez
de Toledo por criticar la inacción del Gobierno de Rajoy. Lo cierto es que,
entre unas cosas y otras, a pesar de las buenas cifras macroeconómicas, el PP
llega a las elecciones generales sin líderes consolidados nada menos que en
diez autonomías, por lo que la militancia exige a Rajoy que recomponga el
partido antes del 20-D, lo que a todas luces parece harto difícil. El último
episodio, la dimisión de Arantza Quiroga como dirigente del PP en Euskadi tras
pedir que cambie su estrategia para consolidar la paz, evidencia la debilidad
de Cospedal y la urgencia de un golpe de timón en el partido, por lo que, en el
caso vasco, ya se está mirando en Alfonso Alonso, cuyo frente alineado con él
retiró el apoyo a Quiroga tras ser desautorizada por la dirección nacional.
Pero el caso vasco no es la única crisis que habrá de afrontar Rajoy a nivel
interno, justo cuando se conoce que el PSOE no subirá la indemnización por
despido si gana las elecciones (asunto cada vez más posible), asumiendo en su
programa el... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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