jueves, 8 de octubre de 2020

MÁS DEUDA, MÁS DÉFICIT, MÁS GASTO

                             Amparado en el nuevo espíritu europeo de mayor permisividad presupuestaria y menor exigencia de requisitos y reformas para acceder a las ayudas, Pedro Sánchez opta por un descomunal récord en el techo de gasto en todas y cada una de sus variables apostando, si se lo permiten, por más deuda, más déficit y más gasto público, sin plantear la más mínima reforma (recortes le llamaban en la anterior crisis cuándo Europa optaba por mayor austeridad y control para acceder a las ayudas, entonces llamadas rescates) tendente a reducir el derroche público que nos permita gastar lo justo y mejor en vez de gastar más y que quienes vengan después paguen los platos rotos. En efecto, aunque Calviño prevé ahora una caída del PIB del 11´2% este año, el Gobierno apuesta la presunta recuperación económica de España a un fuerte alza del gasto con los fondos europeos, mientras el FMI eleva previsiones para la economía mundial pero advierte de los riesgos. En román paladino, para que todo el mundo lo entienda, se asemeja a esa familia arruinada, endeudada y derrochadora que de pronto ve reducidos sus ingresos anuales con inciertas posibilidades de recuperarlos en breve plazo pero que, en vez de ajustar su nuevo nivel de vida a la nueva situación económica y reducir gastos, decide gastar más aún sin renunciar a ningún gasto superfluo gracias a que los amigos les ayudan y a que otros vecinos les prestan dinero. En efecto, Sánchez, para calmar a sus socios, cierra filas con Iglesias para lanzar este dudoso plan de recuperación elevando en sus cuentas hasta casi 200.000 millones de techo de gasto aunque calcule una caída sin precedentes del PIB, por más que el Banco de España le pida dedicar la ayuda europea a corregir una recuperación “frágil y desigual”; un insólito disparo del gasto en un 53%, estimando que la economía crecerá entre un 7 y un 10% en 2011, por más que otros organismos, como la AIReF, enfríen semejante optimismo avisando de que “hay riesgo de otros escenarios”, mientras Podemos se lanza a celebrar “el fin de la austeridad” como antesala de unos Presupuestos que “aborrecerá la derecha” (esperemos que no los tenga que aborrecer el pueblo en su conjunto); y un desorbitado déficit de 240.000 millones de euros que llevará a España al agujero negro del 11´3% este año y al 7´7% en 2021, mientras el propio Gobierno empeora sus cálculos del hundimiento del PIB de 2020 en 25.000 millones. Y como, a pesar de todo, a nadie se le escapa que toda esta fiesta derrochadora al final habrá de pagarse, vuela en el ambiente la preocupación por un presunto hachazo fiscal descomunal (ya se rumorea, entre otras, subidas de IVA o cobro del impuesto a la Sanidad y la Educación privada, cuando ningún país de la UE lo cobra a su Sanidad y casi ninguno a su Educación) pues por mera lógica el incremento del gasto sin incrementar el ingreso conduce a la ruina directamente…..y, si ya se está en la ruina, directamente al cao y la miseria. Pues bien, mientras se desata la alarma de los Bancos de Inversión porque España es la “notable rezagada” (JP Morgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley constatan el “deterioro” de la economía española), Pedro Sánchez con un entusiasmo inusitado anuncia un plan de recuperación de la economía española, que nadie se cree (seguramente ni él mismo), para todo lo que queda de legislatura, elaborado por él mismo sin previas conversaciones con la oposición, ni con las CCAA ni con los Ayuntamientos. Un plan, su plan, que anuncia a bombo y platillo sin opción a preguntas de los periodistas, con el que promete la creación en tres años de 800.000 puestos de trabajo (algunos bromean diciendo que no se sabe si lo que ha querido decir es 800 o 1.000 puestos de trabajo), que, en todo caso, supondría la recuperación del empleo perdido en la crisis gracias a los 72.000 millones del fondo de reconstrucción de la UE, si es que ésta acepta sus propuestas y no le exige nada a cambio de dicho fondo, y que, en todo caso, con dicho dinero europeo, la promesa supondría, en el mejor de los casos, la mitad del empleo que se creaba en España al llegar el gobierno de coalición social-comunista a Moncloa, aunque seguramente, salvo que todo sea propaganda, en esta ocasión los presuntos trabajos creados serán de alta calidad, definitivos y no temporales y bien remunerados, pues todo lo contrario era lo que, según ellos, sucedía cuando estaban en la oposición y se creaba semejante empleo. ¿Hay razones para estar eufóricos? Yo creo que no, que hay razones para estar muy preocupados por nuestro futuro, cuando en la propuesta de Sánchez no aparece referencia alguna a reducir los tremendos gastos públicos que se generan en el...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

 

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