El empeño de Sánchez de
elegir a ERC como interlocutor indispensable para conseguir ser investido le
está llevando a un callejón sin salida, lo que, sin lugar a dudas, pagaremos
caro todos nosotros en breve plazo de tiempo si es que ya no lo estamos pagando.
Sánchez, de entrada, ya se está convirtiendo en un candidato-marioneta en manos
del secesionismo y baila al son que los republicanos le tocan sin darse cuenta del
siniestro destino personal que le espera tras la investidura, si es que esta
finalmente se produce….eso sí, cuando a Junqueras, Rufián y compañía les venga
en gana y más les convenga. Por su parte, el pueblo español (incluidos los
catalanes), que siga esperando ante un Pedro Sánchez que nada tiene que decir
(o no le dejan) y todo que ocultar, no vaya a ser que, una vez más, meta la
pata y sus interlocutores le dejen tirado de verdad antes de tiempo sin
conseguir ser investido en el Congreso de los Diputados, el gran sueño de su
vida, tras dos fracasos anteriores….y, ya se sabe, a la tercera va la vencida:
o ahora, o nunca. En efecto, con tal de ser investido como sea, Sánchez está
dispuesto a lo que haga falta, incluso a ganarse el apelativo de Pedro Sánchez
el Mudo, cuando él mismo, allá por 2015, ante las reticencias de su antecesor a
comparecer ante los medios le dijo de forma solemne: “Señor Rajoy, ¿sabe cómo
le conocen a usted en términos coloquiales? Como el del plasma”. Pues bien, él
ni eso, ni plasma siquiera, llegando al límite de romper la tradición negándose
a comparecer ante los medios tras el último Consejo de Ministros del año para
evitar cualquier pregunta incómoda sobre la secreta negociación con ERC y las
presuntas presiones del Gobierno a la Abogacía del Estado para que emita un
informe favorable a las pretensiones de los secesionistas de Esquerra. Mutis
por el foro y aquí paz y allá gloria. No obstante, Pedro Sánchez el Mudo, sí
decide usar las pensiones como medida de presión para su investidura e incumple
su promesa electoral negándose a actualizarlas hasta que sea investido en el
Congreso y pueda formar gobierno, cuando nos tiene acostumbrados con sus
famosos “decretos electorales” a tomar todo tipo de medidas desde su condición
de gobernante en funciones….pero, ya ven, ahora no le interesa revalorizarlas
al 0´9%, según el IPC, y, ni siquiera, subirlas el 0´25% que, según ley de
época de Rajoy, debieran revalorizarse como mínimo cada año, con lo que, de momento,
salvo que sea investido, las pensiones quedan congeladas por vez primera desde
2011, cuando Zapatero hizo lo propio por primera vez. Ya ven, o yo o el caos; o
se me inviste o que salga el sol por donde quiera; yo no seré el culpable….los
culpables serán quienes no apoyen mi investidura a mi antojo con mis 120
diputados, una de las cifras más bajas del grupo socialista en el Congreso
(salvo los 118 de las primeras elecciones obtenidos en 1977 con Felipe González
y los 110 en 2011 con Rubalcaba, que le costó su dimisión), tras haber
provocado que el PSOE tocara fondo con los 90 escaños en 2015 y los 85 en 2016
con Sánchez, sin que éste presentara su dimisión y remontara algo con los 123
de abril de 2019 para ir de nuevo a la baja con los actuales 120 de noviembre
del mismo año. Y es que Moncloa fía todo a cerrar un acuerdo con ERC o convocar
de nuevo elecciones, pues “no hay plan B”, mientras el PSOE, abducido por El
Mudo, se vuelve a reunir en secreto con Esquerra, tras el parón negociador, sin
alcanzar todavía acuerdo alguno, confiando en una..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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