En pleno segundo
aniversario del frustrado golpe de Estado del 1-0, en vísperas de la sentencia
del ilegal “procés” y tras la detención del comando de los CDR por presunto
terrorismo, es lógico que, estando en precampaña electoral, los partidos
políticos se posicionen ante un asunto que, sin lugar a dudas, será de vital
importancia el día 10-N, al extremo de que la defensa de España, que no debiera
estar en controversia entre partidos españoles, se convertirá sin duda en el
tema estrella de la campaña. Cuestión distinta es la credibilidad que, ante la
ciudadanía, pueda tener cada partido a tenor de su trayectoria política al
respecto, pues hechos son amores y no buenas razones. Curiosamente el primer
líder político que saca España a relucir en precampaña es Pedro Sánchez, quien
ya en 2015, durante el acto de su presentación por primera vez como candidato a
la Presidencia, se envolvió en una gigantesca bandera española en el escenario,
para luego ser aupado al poder en una moción de censura arropada por fuerzas
populistas y nacional-secesionistas, poco garantes cuando no contrarias de la
defensa de España, a las que tiene como preferentes aliados, y después, ya
desde Moncloa, mantener un esperpéntico e inútil diálogo de sordos con el
secesionismo más radicalizado de Torra y compañía, sin que estos renunciaran un
ápice a sus pretensiones totalitarias, exigencia que debiera ser básica por
parte de un gobernante para sentarse en cualquier mesa de negociación. Y ahora
de nuevo el impredecible Sánchez, amenazando con una especie de “o yo o el caos”,
manifiesta que “es la hora de la verdad: gobierno progresista o más bloqueo”,
dando por hecho que la componente “progresista” sólo es compatible con un
gobierno dirigido por él aunque sea con alianzas de populistas, nacionalista y
secesionistas, como ha venido buscando desde las últimas elecciones en que
consiguió ser el más votado, cuando estos dejan bastante que desear sobre el
progresismo político, aunque, como de lo que ahora se trata es de rebañar
votos, diga sobre Cataluña que “los independentistas deben dejar de inflamar a
los jóvenes; defenderé la Constitución sin vacilaciones”, sobre Podemos añada
que “un gobierno no puede ser una asamblea; no podían gestionar ministerios
para los que no están cualificados”; sobre Errejón manifieste que “su irrupción
es un fenómeno que sigo con respeto y distancia, una disputa entre los
fundadores de Podemos” y sobre la exhumación de los restos de Franco, sostenga
que “la dignidad de nuestra democracia exigía el traslado de los restos del
dictador, lo aprobó el Congreso”, para añadir a bombo y platillo en la
presentación de su lema de campaña “somos la izquierda que no se avergüenza de
la palabra España” y por ello su slogan será “Ahora Gobierno; ahora España”,
repitiendo la palabra España unas cuarenta veces durante la media hora que duró
su discurso, lo que sus contrincantes políticos han considerado como una
utilización electoralista del término, al extremo de que inmediatamente uno de
ellos...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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