Cuando se vierten
mentiras reiterada y contundentemente sin que recíprocamente nadie las
desmienta de forma reiterada y contundente en cada uno de los momentos en que
se producen, se corre el riesgo de que dichas mentiras calen como verdades
indiscutibles entre el común de los mortales y de que, convertidas en mentiras
peligrosas, distorsionen la realidad de tal forma que para muchos sea casi
imposible reconocerla y, por tanto, hacer muy complicado actuar sobre ella con
sentido común para mejorarla de forma sensata y razonable. Son mentiras
peligrosas, instaladas intencionadamente en la sociedad, sobre las que se
construye un demagógico entramado ideológico-político para justificar
cínicamente lo injustificable y así recabar el respaldo de buen número de
ciudadanos que de buena fe asimilan semejantes falsedades como realidades indiscutidas
e indiscutibles. Es lo que sucede, por ejemplo, en Cataluña, que jamás tuvo
rango histórico de Estado independiente, pero que utilizan para justificar la
pretendida secesión de España, donde ni cabe el derecho de autodeterminación,
acotado para situaciones coloniales o, en todo caso, para poblaciones sometidas
a regímenes dictatoriales, que no es el caso; ni cabe el manido e inexistente
“derecho a decidir”, ilimitado e infinito, cuando universalmente queda limitado
en todas las democracias a las reglas de juego constitucionales establecidas, y
los catalanes, como el resto de españoles, lo ejercieron obviamente en el
referéndum para aprobar la Constitución y lo siguen ejerciendo en cada uno de
los comicios generales, autonómicos o locales que periódicamente se convocan;
ni existe un Estado represor, España, del que Cataluña forma parte desde hace
siglos, donde se goza de grandes cotas de libertad y autogobierno, casi
similares a los modelos de Estados Federales; ni existen presos políticos por
sus ideas, sino políticos presos por haber cometido delitos de distinta índole
y gravedad; ni una España que les roba, cuando los ladrones están precisamente
entre los gobernantes que venden semejante embuste…. En definitiva, una serie
de mentiras peligrosas, inculcadas a una parte de los catalanes y no a todo el
pueblo (aunque los propagadores hablen en nombre del mismo en su totalidad), que
finalmente están provocando la fractura de la sociedad catalana y de la
convivencia en paz y libertad, como se ha evidenciado en estos pasados días con
escenarios de guerrilla urbana en las calles de Barcelona, donde la violencia
ha campado a sus anchas y el pillaje en las tiendas y los destrozos de todo
tipo han sido moneda común durante toda una semana (y las que vendrán si no se
pone remedio lo antes posible). Y todo ello sustentado en el rechazo a una
sentencia del Tribunal Supremo, que los promotores de la barbarie consideran
venganza en vez de justicia (otra mentira peligrosa), mientras ya hay partidos
políticos que se plantean amnistías, indultos y desorbitados beneficios
penitenciarios para los políticos presos que han cometido los graves delitos
probados de sedición, malversación de caudales y desobediencia, cuando su
obligación, como gobernantes y líderes sociales, debiera ser precisamente
perseguir y denunciar a quienes en un Estado de Derecho Democrático cometen
semejantes desmanes. Al final, si estas graves...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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