Por fin, tras demasiado
tiempo con el Congreso de los Diputados cerrado e inservible (emulando en la
práctica el cierre de la Cámara de los Comunes británica por parte de Boris
Johnson, pero sin declaración oficial), la Cámara Baja española se pone en
marcha para celebrar un pleno sobre inmigración, eso sí, con Carmen Calvo como
protagonista, pues Sánchez, aunque presente en la sesión, había eludido
comparecer dejándole el marrón a su fiel vicepresidenta en funciones. Y, visto
lo visto, sucedió lo que se esperaba: la evidencia de una patética soledad de
Sánchez y de su Gobierno en funciones, lo que pone en riesgo cualquier
posibilidad de eludir nuevas elecciones ya que, en tales circunstancias, su
candidatura a ser investido Presidente se hace cada vez más difícil. En efecto,
el pleno sobre inmigración se convierte en una crítica general por unas razones
u otras contra un Gobierno que, en este como en otros asuntos, se caracteriza
por sus bandazos y rectificaciones permanentes según conviene en cada momento
lo que, al final, descontenta a tirios y troyanos, pues no hay nada peor que
carecer de una política concreta y sostenible, pese a quien pese, lo que obliga
a moverse en la indefinición y la imprevisión permanente. Y es que la política
migratoria del sanchismo no convence ni a sus socios, ni a sus oponentes, con
lo que Carmen Calvo sale vapuleada en una tardía comparecencia parlamentaria
que no quiso protagonizar su jefe Pedro Sánchez. Entre otras cosas, María
Carvalho de ERC le avisaba de que “negar un puerto para desembarcar gente que
ha arriesgado su vida no es sólo miserable, sino ilegal”; Abascal de Vox le
aclaraba que “este caso no es nuevo sino un capítulo más de la avalancha
migratoria, una que todos ustedes promocionaron, con las consecuencias para
nuestra seguridad y nuestra soberanía”; Baldoví de Compromís le reprochaba que
“tuvieron rapidez y decisión con el Aquarius, justo lo contrario de lo que han
hecho con el Open Arms”; Santiago Romero de UP-IU le exigía que “no se le
ocurra abrir un expediente sancionador por salvar más de 160 vidas, sería una
infamia”; Noelia Vera de UP le decía “coincido con Arrimadas por una vez en la
vida, lo único ilegal en todo este asunto es dejar morir a personas en el mar”
pues “de una fuerza progresista se espera que defienda los derechos humanos”;
Arrimadas de Cs se lamentaba de que “no tenemos ni idea de cuál es la política
de inmigración del Gobierno de España, porque ustedes son un recopilatorio de
improvisaciones” y “nadie conoce su política de inmigración, son un
recopilatorio de bandazos”; y Álvarez de Toledo del PP remataba con “le exijo
que deje de agravar el problema de la inmigración, su política es inflamable,
sanchismo y salvinismo son las dos caras de la misma moneda” y “ustedes, como
Salvini, usan la inmigración para buscar rédito electoral”. Sólo una cierta
comprensión por parte del derechista PNV, socio cada vez más fiel del
sanchismo, dejaba de sintonizar con este unánime vapuleo, mientras Carmen
Calvo, por su parte, intentaba.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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