Tras materializarse el
anunciado veto de los secesionistas a Miquel Iceta en el Parlament para
designarlo senador y facilitar así su ascenso a presidir el Senado, tal como
pretendía Sánchez, éste acusa a los secesionistas de “vetar el diálogo” y de
tener “miedo a las soluciones”, calificando el “no” a Iceta de “veto al diálogo
y la convivencia”, mientras el vetado Iceta dice ahora que “el Gobierno no
puede depender de los secesionistas”. Dado que los secesionistas totalitarios
auparon al poder a Sánchez en la moción de censura, convirtiéndose en el
principal soporte de su minoritario Gobierno y en protagonistas con él de un
falso diálogo de cara a la galería hasta dejarle caer finalmente en los
Presupuestos y obligarle a adelantar los comicios, cabe despejar la disyuntiva
de por qué antes sí podía el Gobierno depender de los secesionistas y ahora no.
En fin, un mínimo de seriedad en asunto tan peliagudo, pues, ni antes ni ahora,
es saludable ni recomendable la dependencia del Ejecutivo de unos personajes
que andan siendo procesados por presuntos delitos muy graves contra el Estado
de Derecho. Por tanto, si a base de palos, que no de razonamientos y
coherencias, el PSOE de Sánchez ha caído finalmente del burro y se coloca del
lado inequívoco de los demócratas constitucionalistas, sin ambigüedades
calculadas por intereses electoralistas y poniendo siempre el interés general
por encima del particular, bienvenida sea la conversión de Sánchez e Iceta,
pero si de lo que se trata es de utilizar el veto a Iceta para blanquear sus
cesiones al separatismo, escenificando estratégicamente su distancia con los independentistas
en plena campaña electoral por haber frustrado sus planes de colocar al Primer
Secretario del PSC al frente del Senado, es que no tenemos arreglo. Lo cierto
es que el “no” de ERC a Iceta pone en riesgo la investidura de Sánchez, que
puede quedar en manos de Bildu o de una carambola con los presos electos del
1-O, aunque ERC, tras el veto a Iceta tiende la mano para investir a Sánchez,
en tanto que el escaño de Junqueras puede ser decisivo para la investidura (los
presos electos tomarán posesión como parlamentarios pero serán suspendidos
inmediatamente después por su situación judicial y todo dependerá de si sus
escaños quedan vacantes o se sustituyen).
Mientras tanto, Sánchez redobla su apuesta catalana proponiendo para
presidir el Congreso a la ministra catalana Meritxel Batet y para presidir el
Senado al filósofo barcelonés federalista Manuel Cruz, ambos del PSC, impulsor
de una Estado plurinacional y comprensivo con el independentismo, en tanto que
Iglesias coloca en la Vicepresidencia al “número dos” de Colau, es decir, a
Pisarello, afín al nacionalismo. Las Cortes quedan así gobernadas por
destacados simpatizantes e impulsores de un Estado plurinacional federalista,
todos ellos catalanes y comprensivos con el nacionalismo, que controlarán tanto
el Congreso como el Senado en la legislatura que arranca. Y, para colmo, el
Sánchez del “no es no”, que recolocará a Iceta como ministro, tras esta
pintoresca e insólita propuesta de gobernanza del Legislativo de forma
unilateral y sin negociación alguna, se permite, de cara a la galería, proponer
a..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
No hay comentarios:
Publicar un comentario