Arranca la XIII
Legislatura y lo hace muy mal poniendo en evidencia el deterioro institucional
progresivo que viene sufriendo nuestra democracia. El bochornoso espectáculo ya
comienza cuando los políticos presos secesionistas, que no “presos políticos”, convierten la recogida
de sus actas como parlamentarios electos (cuatro diputados y un senador) en un
acto indecente de propaganda independentista, uno más, utilizando las garantías
de nuestro sistema democrático, uno de los más garantistas de nuestro entorno,
y sortean en las redes sociales al Tribunal Supremo lanzando tuits a la opinión
pública con consignas separatistas a favor de la inexistente república
catalana, con lo que desobedecen su orden de no hacer declaraciones durante el
permiso carcelario para visitar el Congreso y poder recoger dichas actas. En
efecto, recibidos por Rufián, que ejercía como voluntario notable anfitrión,
Junqueras, Rull, Turull y Jordi Sánchez burlan al Supremo haciendo
declaraciones con un video donde piden “llevar a Cataluña a la libertad”,
dándose la perplejidad de que, al parecer, el TS no actuará ante el mitin de
los presos en el Congreso de los Diputados, mientras Fiscalía ve los hechos
como una “tomadura de pelo” de los secesionistas al Estado de Derecho y se
inclina porque no se les concedan más permisos tras recoger sus actas de forma
tan desleal a la Justicia, en tanto que el anfitrión Rufián, comentaba sobre la
visita de los presuntos delincuentes, custodiados y trasladados por la policía
por su condición de presos, que “parece que ha venido Pablo Escobar”, sin
reparar en que, puestos a comparar, los delitos contra el Estado, como es el
caso, no merman en gravedad a los delitos por corrupción o narcotráfico. Y con
este desagradable aperitivo, al día siguiente, el Congreso abre la legislatura
mostrando una fuerte división, crispada por la presencia de los presos y la
actitud de Vox, madrugando para ocupar la bancada justo detrás del Gobierno en
funciones, siendo elegida durante la sesión Meritxel Batet como presidenta del
Congreso por 175 votos (la mitad de la Cámara) y en el Senado, Manuel Cruz, tal
como había propuesto Pedro Sánchez. En efecto, cuando se trataba de jurar o
prometer el acatamiento a la Constitución, cuya forma natural, sencilla y leal
a la pregunta de la Presidencia “¿jura o promete acatar la Constitución?” debiera
ser un “sí, juro” o “sí, prometo” para adquirir en toda su dimensión la
condición de parlamentario, comienza un bochornoso espectáculo, indigno de una
democracia consolidada, con respuestas en los juramentos o promesas plagadas de
alusiones a la república, a España y a los encarcelados electos como
parlamentarios, etc etc, mientras la bronca y el pataleo por buena parte de
miembros de la Cámara casi impedía escuchar con claridad las intolerables
ocurrencias para las inaceptables respuestas, paseando así los secesionistas su
deplorable esperpento en el hemiciclo como Pedro por su casa, con reos hablando
por teléfono, juras como “presos políticos” en nombre de la “república
catalana”, papeletas con la palabra “llibertad”…..dejando como mera anécdota
inocente aquella.....(sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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