Las declaraciones de los
testigos en el Tribunal Supremo por los graves incidentes provocados por el
“procés”, salvo la de los acusados que hablan de ambiente festivo y pacífico,
ponen de manifiesto que sí hubo violencia manifiesta. Una violencia que además
se sigue produciendo en estos momentos, pues a pesar de que el Alto Tribunal ha
accedido a permitir que no se difunda durante su declaración la imagen de la
letrada judicial, retenida en su día en la Consejería de Economía, las terminales
del independentismo se permiten difundir el rostro de Montserrat del Toro, que
así se llama dicha letrada, para intimidarla por haber declarado todo lo que
padeció durante aquellas 17 horas de asedio, que todos vimos, en la citada
Consejería, cuando tuvo que pedir un helicóptero, huir de la turba por los
tejados, esconderse en un teatro y salir protegida por agentes de paisano. Por
tanto fue acosada de forma violenta entonces, y lo es ahora además por emitir
en el juicio un testimonio clave como víctima directa del secesionismo
totalitario. La realidad es que Montserrat, entre otros testigos, desmiente el
“ambiente festivo” del que hablan los protagonistas del secesionismo, declarando
que, para salir de la asediada Consejería donde acudió para hacer su trabajo,
tuvo que pedir un helicóptero aquel lamentable 20-S, afirmando literalmente
“tuve miedo cuando vi que había un tumulto de gente; era imposible salir; la
gente estaba aplastada contra el cristal; gritaban, no saldrán” y, desmontando
con ello el falso pacifismo de los Jordis y compañía, añade que pidió al juez:
“me tenéis que sacar; no puedo salir”. Si esto no es violencia, que venga Dios
y lo vea, teniendo claro que violencia no es sólo pegar palizas o asesinar.
Violencia que también ratifican otros testigos como Trapote, Jefe de la Policía
en el referéndum, al declarar que “estaba todo perfectamente organizado, sabían
cómo tenían que hacer la resistencia, hacían cadenas humanas, nos agredían, nos
empujaban”; o, como Gozalo, Jefe de la Guardia Civil, declarando que “en las
Casas-Cuartel se sufría un acoso por parte de la ciudadanía con apoyo de
algunas instituciones” y que “la oposición en el 1-O era violenta y
manifiesta”; o, finalmente, como Castellví, comisario de los Mossos,
manifestando que “éramos conscientes de que se podía producir una escalada de
violencia, pero no de la magnitud que hubo el 1-O” y “advertimos al President
del riesgo”, declaración que, en este caso, le ha valido hasta que se le haya
tenido que poner protección por declarar bajo juramento semejantes verdades,
pues, al tratarse de un ex alto cargo de una institución autonómica no les
basta con descalificar cínicamente su testimonio con el indecente argumento de
que todo lo que llega de la maldita España es podredumbre y mentira. En
definitiva, por mucho que se quiera suavizar la gravedad de los hechos, una
violencia manifiesta y organizada desde las propias instituciones, lo que la
hace más grave e intolerable, advertida por los propios Mossos pero ignorada la
advertencia por el Govern de la Generalitat, que, por acción u omisión, se
erigía en el verdadero responsable de la misma. Entretanto, ahora, mientras el..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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