En este difuso, y a
veces confuso, entramado de competencias institucionales territoriales que
caracteriza nuestro Estado de las Autonomías, que tantos quebraderos de cabeza
nos viene dando a los españoles, y en la necesaria adaptación a las exigencias
de la UE en materias como la libre competencia y la eliminación de monopolios,
cabe enmarcar la desmadrada “guerra del taxi”, que tanto daño está causando a
la población. Sería prolijo por mi parte, y además no es éste el espacio
adecuado, hacer un análisis pormenorizado de un problemón añejo, no de hace
cuatro días, y, por tanto, no cabe entrar en las consecuencias de la aplicación
de la famosa ley española 25/2009 de 22 de diciembre, conocida como “Ley Ómnibus”,
liberalizando, entre otras cosas, la concesión de licencias de VTC, que
desembocó en decenas de miles de ellas entre 2009 y 2013, ni en la posterior
modificación de dicha ley intentando frenar las concesiones, muchas de ellas
otorgadas a través de resoluciones judiciales como es de ley en un Estado de
Derecho. Por tanto sólo trato de resaltar la incompetencia irresponsable de
nuestros gobernantes, incapaces de resolver un conflicto de intereses entre
taxistas y VTC, justificando su inoperancia al respecto en las competencias
territoriales (estatales, autonómicas y municipales) mientras se atropellan
derechos fundamentales de los ciudadanos que, desamparados, son los que pagan
definitivamente las consecuencias de tamaña irresponsabilidad. En efecto, al
margen de quien tenga delegadas las licencias de VTC y taxi, que son
competencia estatal y de aplicación nacional aunque las otorguen las CCAA por
delegación del Estado, el Gobierno de España no puede ni debe quitarse el
muerto de encima y mirar a otro lado, ante problemas tan graves de orden
público o huelgas salvajes, sin ni siquiera establecer servicios mínimos, como
viene sucediendo con el colapso de Madrid y Barcelona tras la toma y bloqueo
por parte de los vehículos de las principales arterias impidiendo la libre
circulación de las personas. La Castellana madrileña y La Diagonal barcelonesa,
tomadas literalmente por los taxis y bloqueadas, suponen un conflicto que
trasciende las legítimas reivindicaciones de taxistas y conductores de VTC, que
no tienen derecho alguno a impedir el libre tránsitos y la movilidad de los
ciudadanos españoles, que no pueden ni deben depender de las concretas y
caprichosas decisiones de entes territoriales, ni, menos aún, de las
politizadas reyertas de los distintos niveles de la Administración. En
definitiva, Torra transige con los taxistas, que levantan el asedio en La
Diagonal de Barcelona, y provoca ahora el de los conductores de VTC, mientras
el madrileño Garrido no lo hace y prosigue el asedio de los taxistas, que
abogan ahora por que actúe al respecto como ha hecho el mandatario catalán….. y
el Ministerio de Fomento no dice ni esta boca es mía. Al final, mientras los
taxistas acosan la sede del PP, hay una amenaza de ERE en las VTC de Barcelona,
que dejaría a miles de trabajadores en la calle, iniciándose despidos masivos
en Uber y Cabify, se conoce que el...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/),.
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