En pleno año electoral
donde los haya el Gobierno, para no ahogarse definitivamente, busca a toda
costa que, al menos, se aprueben las cuentas del Estado y haya Presupuestos,
asunto todavía no resuelto dado que el variopinto paisaje político que le
prestó sus diputados únicamente para que triunfara la moción de censura y se
echara a Rajoy del Gobierno, una vez conseguida la proeza de echar a la derecha
del poder, casi ninguno de los partidos que le apoyaron (de distintos colores e
ideologías, algunas hasta antagónicas) está dispuesto a apalancar a tan
minoritario Gobierno de Sánchez (jamás existió otro con menos apoyos en la
Cámara) y, en todo caso, le venden bien caro seguir prestándole sus escaños
para salir de tan irresponsable trance. De momento pues las cuentas siguen en
el aire, el Gobierno en precario y los aliados coyunturales del mismo
frotándose las manos para ver qué pueden sacar de tan incomprensible situación,
mientras para edulcorarla un poco aparecen demagógicos cuentos sobre las poco
creíbles cuentas. Como prueba de ello María Jesús Montero, la Ministra de
Hacienda, sostiene que “estos Presupuestos son el mejor antídoto contra la
extrema derecha”, mientras Sánchez, el Presidente de Gobierno, reta a la
oposición, es decir a PP, Cs y Vox (los demás partidos son sus insólitos socios-oposición
circunstanciales), diciéndoles “que esperen sentados, vamos a gobernar hasta
2020”, apelando a las medidas sociales para insistir a ERC y PDeCat que
abandonen su “monólogo” (reconoce así que de diálogo nada de nada) y que voten
“sí” a los Presupuestos más expansivos desde la época de ZP y, sin reparar en
su propio ejemplo (apoyándose en Bildu y en el secesionismo más radical y
totalitario), desprecia los pactos cerrados en Andalucía aludiendo a Casado y
Rivera como los “voxoneros” de la política española, lo que por analogía le
convertiría a él en el “podemitero” y “secesionismero” de la política española,
es decir, en el “puigdemontero” de la política catalana y el “otegiero” de la
política vasca. Lo cierto es que, dejando a un lado los cuentos y yendo a las
cuentas, los Presupuestos aprobados por el Gobierno elevan sustancialmente el
gasto social (son los más expansivos desde el 2010) y proponen inversiones
desorbitadas en Cataluña (disparando un 66% la inversión en infraestructuras en
dicha Comunidad y prometiendo que todavía hay “margen de mejora”), que se
convierte en la Comunidad que más inversión recibirá, mientras todo ello supone
endeudar más al Estado en otros 35.000 millones…..que, obviamente, habrá que
pagar después y en una época de probable recesión económica según apuntan los
analistas. Y, obviamente, ante tamaña expansión del gasto, hay que elevar los
ingresos a base de subidas de impuestos (la mayor desde 2012 y no se descartan
otras). No en vano surgen las críticas en el sentido de que estos Presupuestos
son demagógicamente electoralistas (ficticio gasto social desorbitado) y riegan
de millones al separatismo para obtener su apoyo (2.251 millones a cambio de un
“sí” de los secesionistas). Y mientras la Abogacía del Estado rectifica al..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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