Sin
lugar a dudas los partidos políticos de ámbito nacional, tras los errores
cometidos y el pertinente descrédito acumulado, intentan lavarse la cara ante
los comicios que se avecinan, intentando vender una nueva imagen. Así, a la ya
manifiesta transformación del PSOE, dando lugar al nuevo PSOE de Sánchez, que
poco tiene que ver con el PSOE que protagonizó la Transición, se suma ahora el
nuevo PP de Casado y, ¡quién sabe!, si también, el nuevo Podemos de Errejón, de
Iglesias, de Carmena, de Colau….o vaya usted a saber de quien, con el nombre de
Adelante Andalucía, Mas Madrid, Compromís, Mareas, Barcelona en Comú…..o vaya
usted a saber con qué nombre, pues son tantas sus marcas de camuflaje
territorial que nadie sabe en qué acabará al final si quiere ser referente de
todos los españoles amantes del populismo callejero transversal, como dicen
ellos, en vez de un partido de izquierdas tradicional. En efecto, estos nuevos
partidos transformados, que no partidos nuevos (salvo Ciudadanos, que parece no
apostar de momento por la transformación de imagen ante su progresiva ascensión
en términos de votos) buscan en el manido “cambio” una lógica renovación para
adaptarse a las nuevas necesidades y exigencias de la cambiante sociedad
española, aunque no se sabe bien si lo hacen para bien o para mal de cara al
futuro, pues el cambio, obviamente, puede ser a peor o a mejor, y no pocas
veces se tiene la sensación de que es esto último lo que prevalece.
Por
un lado el PP cierra su Convención con una llamada a recuperar la confianza de
los votantes de Vox, y Casado, su nuevo líder, utiliza, al efecto, su discurso
más duro para proclamar el regreso del “PP verdadero”, como si el de los
últimos tiempos hubiera sido falso, y llama a los votantes a rechazar copias,
mientras presenta su hoja de ruta para llegar a La Moncloa, que va desde reinstaurar
el orden en Cataluña hasta una revolución fiscal sin precedentes, ofreciendo un
“contrato liberal” para regresar de nuevo a ese autoproclamado “PP verdadero”
con un discurso entusiasta de autoafirmación ideológica con el objetivo de
“unir el voto para unir a los españoles de nuevo” y con la promesa de que, si
llega a La Moncloa, apostará por “menos poder político y más libertad”. En
definitiva, un decálogo ideológico-programático basado en.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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