domingo, 3 de febrero de 2019

LA HORA DE LA VERDAD JURÍDICA

                        Los políticos presos (que no presos políticos) del “procés” han sido trasladados de las cárceles catalanas a cárceles madrileñas, pues el Tribunal Supremo inicia el juicio, señalando para el próximo día doce la primera de las sesiones, con el propósito de esclarecer los graves delitos imputados a los líderes independentistas responsables del presunto ataque al Estado de Derecho español. Por tanto llega la hora de la verdad jurídica, que, como en otros juicios, no siempre se corresponde con la realidad percibida por los ciudadanos, pues los delitos que se imputan a los procesados habrán de ser probados fehacientemente, lo que obviamente no siempre se consigue. Por ello sería bueno desde el inicio del juicio que todos, absolutamente todos, dejemos trabajar a la Justicia y, sobre todo, agotadas todas las vías recurribles, nos comprometamos al acatamiento sereno y tranquilo de la sentencia definitiva y firme, lo que, de entrada, parece algo difícil, dado el talante manipulador de los totalitarios secesionistas que, para conseguir su objetivo, no escatiman en denigrar con mentiras o verdades a medias al Estado de Derecho del que Cataluña forma parte. No en vano, el Gobierno despliega ya su diplomacia ante este juicio, intentando contrarrestar la campaña de imagen del independentismo en otros países. Hay que dejar bien claro que no se juzgan ideas políticas, por rechazables que sean políticamente hablando, sino comportamientos concretos de los procesados y, por tanto, frente a lo que dicen malévolamente sus partidarios, que siguen obviamente libres y sin imputación alguna (si se juzgaran ideologías no lo estarían), ni se juzga al nacionalismo independentista, ni al pueblo catalán, ni a sus instituciones gubernamentales…. se juzga sencillamente a personas concretas por presuntos delitos cometidos que habrán de quedar probados en un juicio transparente y con todas las garantías procesales y de defensa. Un juicio que citará a 500 testigos (entre ellos a Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Rufián, Montoro, Urkullu, Colau….) en las distintas sesiones que durarán aproximadamente tres meses; que responderá a las peticiones razonables de las defensas, incluido su retraso si fuera preciso; que sería probablemente parado si hubiera elecciones, al margen de la interferencia que puedan tener las locales, autonómicas y europeas si fuera el caso; que será público y televisado; y que comienza con un exquisito traslado VIP de los presos con un furgón policial a estrenar por ellos para evitar quejas por el “mal olor”, escoltado por una treintena de vehículos policiales. Un juicio, en definitiva, en el que, por razones obvias, el Tribunal Supremo rechaza que declare Puigdemont y el resto de fugitivos de la Justici, ya que deberían comparecer como procesados junto a sus compañeros de fechorías y no como testigos, y rechaza también la presencia de “observadores”, ya que, al ser el juicio televisado, público y trasparente, cualquiera puede observar su desarrollo si así lo deseara y, además, porque la figura de observadores internacionales sólo tiene sentido en países de dudosa consolidación democrática, lo que no es el caso en ninguno de lo países de la UE, entre ellos España. Lo impresentable es que..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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