miércoles, 13 de febrero de 2019

SERENIDAD Y SENSATEZ

                        Ha querido el caprichoso destino que confluyan en el tiempo dos asuntos de vital importancia para el futuro inmediato de nuestro país: el inicio del juicio a los líderes del “procés” separatista y el debate de los Presupuestos Generales para 2019 en el Congreso de los Diputados. Dos asuntos interrelacionados ya que la aprobación de las cuentas del Gobierno dependen del apoyo del secesionismo, que se empecina en vincularlo a que Moncloa se someta, sí o sí, a sus exigencias ilegales, entre otras, la de negociar un inexistente e ilegal derecho de autodeterminación, el nombramiento de un mediador internacional para el inexistente “conflicto” entre Cataluña y España, y la ilegal intervención por parte del Ejecutivo en favor de los procesados por el Tribunal Supremo que finiquitaría la separación de poderes. En definitiva, acabar o dejar malherido nuestro democrático Estado de Derecho, lo que finalmente ningún Gobierno democrático se puede permitir por más paripés previos que haya hecho hasta llegar el momento de la hora de la verdad. La hora de la verdad que llega inexorablemente cuando de las palabras se ha de pasar a los hechos concretos, cuando se ha de despejar la hojarasca demagógica para que se pueda ver con claridad la cruda realidad y cuando los protagonistas del enredo han de tomar decisiones palpables y cuantificables que finalmente les hará responsables de las consecuencias posteriores derivadas de ellas. Y en los dos asuntos que nos ocupan, como sucede en casi todos los asuntos, pasar de las palabras a los hechos es bien sencillo: en el primero de ellos, el juicio al procés, afrontar, con el Código Penal en la mano, las pruebas de culpabilidad, concretas y específicas, que puedan demostrar la veracidad de las acusaciones delincuenciales a los imputados; en el segundo de ellos, la aprobación de los PGE, constatar mediante el voto en el Parlamento si gozan o no del favor de la mayoría democrática parlamentaria. Al final, como dice Manuel Marchena, Presidente de la Sala de lo Penal del Supremo y responsable de la redacción de la sentencia sobre los graves acontecimientos del 1-O, que desembocaron en una ilegal declaración de independencia de Cataluña, cada quien ha de asumir la responsabilidad y la tarea que le compete con “serenidad y sensatez”, tal como él mismo declara tener en estos momentos. Serenidad y sensatez, cualidades que desgraciadamente no adornan a muchos de nuestros políticos y gobernantes a la hora de hacer determinadas declaraciones, promesas o negociaciones sin calcular las consecuencias personales y políticas cuando llegue el momento, que siempre llega, de llevarlas a la práctica evidenciando con ello la irresponsabilidad de las mismas. Tanto en el inicio del juicio a los líderes secesionistas del golpe al Estado, como en el debate presupuestario en el Congreso, atrás debieran quedar las previas demagogias y los postureos, las verdades a medias y las falsedades, las descalificaciones gratuitas y las declaraciones rimbombantes, las ambigüedades calculadas y las elucubraciones temerarias irreflexivas o los silogismos que parten de premisas falsas y, obviamente, dan como resultado una falsa conclusión. Sin embargo, no todos...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

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