De vergüenza
insoportable se puede calificar el pasteleo PSOE-PP, entre la Ministra Delgado
y su antecesor Rafael Catalá, con el beneplácito de IUPodemos, para desembocar
finalmente en un acuerdo para repartirse los componentes del CGPJ en plena
polémica sobre la politización de la Justicia que todos dicen despreciar pero
que, a la hora de la verdad, todos tiran hacia su bando para nombrar a aquellos
que, supuestamente sean de su cuerda y, por tanto, más dóciles a la hora de
juzgar más o menos benévolamente aquellas conductas que pudieran perjudicar los
intereses políticos o económicos de unos u otros. Vergüenza insoportable tanto
en el fondo como en la forma que ahonda más aún en el desprestigio de una
Justicia, cada vez más cuestionada, por su presunta parcialidad, al extremo de
que se hace público quién será el nuevo Presidente del Poder Judicial incluso
antes de conocerse los vocales que en teoría habrían que nombrarlo. Si hace dos
días, PSOE y PP andaban a la gresca por el asunto del impuesto de las hipotecas
y por la decisión del Ejecutivo de apear a la Abogacía del Estado de mantener
el delito de rebelión a los encarcelados por el pulso al Estado del 1-O
(mientras Delgado y Catalá negociaban el reparto de vocales en el CGPJ), no han
tenido reparo alguno en negociar, con idéntico criterio que luego critican, y
llegar a un total acuerdo en la composición del órgano director de los jueces,
que, sorprendentemente, tendrá un Presidente conservador y una mayoría de
vocales progresista (según la clasificación ideologizada de los jueces al uso,
cuando, en realidad impartir Justicia debiera ser tan sencillo como aplicar la
Ley sin más). El mismo Pedro Sánchez, en su investidura fallida de 2016,
propuso una “auténtica revolución en el nombramiento de cargos de designación
parlamentaria” para elegir a los vocales del Consejo por “convocatoria pública,
evaluación de la competencia e idoneidad de los candidatos por un Comité Asesor
de composición profesional” pues ello respondía a “primar la independencia,
profesionalidad e imparcialidad de los candidatos”. Pero, ya ven, todas las
promesas quedan en agua de borrajas: PSOE y PP, con la aquiescencia de
IUPodemos, a quien se le obsequia con formar parte del pastel (o el pasteleo,
como prefieran), convertidos en Comité Asesor y en convocatoria pública,
prefieren primar sus intereses, como siempre, a la hora de hacer la elección,
por supuesto con el silencio cómplice de Podemos, beneficiario esta vez en el
reparto. En definitiva, once vocales progresistas designados por el PSOE
(algunos a criterio de Podemos) y nueve conservadores por el PP a cambio de que
la Presidencia sea para el “conservador” Marchena, clave en el juicio del
“procés”, cuyo tribunal, habrá de abandonar ahora. Y con tan vergonzosa decisión,
se dan las siguientes curiosidades o casualidades: el Poder Judicial tendrá un
Presidente conservador y mayoría progresista; Martínez Arrieta, sustituto de
Marchena en el tribunal del “procés”, y la entrada de Susana Polo inclinan
dicho tribunal hacia la izquierda; el PSOE coloca a.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario