Tras múltiples
dificultades (y no están todas superadas) los Veintisiete estados de la UE, en
una fría cumbre de apenas 25 minutos de duración, firman el acuerdo que
desembocará con la salida de Reino Unido de la UE (por primera vez un
estado-miembro abandona la organización), después de 45 años de historia en
común. Se trunca así un progresivo proceso de crecimiento territorial de la UE,
pues hasta ahora era impensable que ninguno de sus estados-miembros se
planteara abandonarla, sino todo lo contrario, otros estados soñaban con formar
parte de la misma. El mismísimo Juncker defiende que no cabe otro pacto en la “tragedia”
del Brexit y la UE da por zanjado un acuerdo sin referencia alguna al problema
de Gibraltar, mientras un Parlamento británico muy reticente deberá votar el
texto próximamente, en tanto que May intenta recabar el apoyo de laboristas y
conservadores moderados para lograr el imprescindible visto bueno. Poco que
celebrar pues por parte de nadie (los divorcios suelen ser siempre traumáticos
y suponen un fracaso) y, menos aún, por parte de May, que sigue contra las
cuerdas con su gobierno roto, el Parlamento fracturado y el pueblo británico
dividido. En definitiva, “una tragedia para Europa” que ratifica “con tristeza”
la salida del Reino Unido, pasando ahora el debate al Parlamento británico,
mientras la UE le advierte de que es el "único acuerdo posible” y
Gibraltar queda en una especie de nebulosa fuera del mismo, siendo utilizada
como moneda de cambio para conseguir la necesaria unanimidad europea con la
retirada del veto por parte del Gobierno Español. En efecto, el futuro de
Gibraltar queda al margen de la negociación del acuerdo del Brexit, así como el
derecho a veto por parte de España en negociaciones futuras, aunque “in
extremis” Sánchez lograra una declaración de intenciones anexas al mismo de
apoyo de Europa “sin valor jurídico” alguno, para muchos expertos un paso atrás
sin duda sobre el estatus anterior del Peñón. Y ahora, tanto Sánchez como May,
han de vender como pueden la nebulosa gibraltareña ante sus respectivos pueblos
español y británico, sorprendiendo que, mientras Pedro Sánchez se jacta de la “posición
de fortaleza” lograda por España tras el “blindaje” del Peñón y dice que con el
Brexit “perdemos todos, pero España gana con Gibraltar”, Theresa May se jacta
de haber doblegado a Sánchez y dice que “España no ha conseguido lo que quería
con Gibraltar” ya que el Gobierno español “no logró” modificar el acuerdo y que
la soberanía del Peñón “no ha cambiado ni cambiará”. Declaraciones antagónicas
y contradictorias que obviamente suponen que uno de los dos, o ambos, está
mintiendo para vender mejor la burra a sus votantes, lo que es peor aún que
reconocer un éxito o un fracaso de alguno de ellos. Sánchez celebra como una
victoria histórica un acuerdo que carece de valor jurídico al no figurar en el
Tratado del Brexit ya que, según él, “hemos conseguido un acuerdo histórico”
que “refuerza la posición de España como
nunca” y “habrá que hablar de cosoberanía”, mientras para fuentes de Bruselas “es
como decir que el Sol sale cada mañana”…… y May....... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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