Cualquier demócrata español
debiera dejarse la piel en defensa de la Constitución, garantía inequívoca de
sus derechos y libertades, y debiera exigir esencialmente que todos los
gobernantes, investidos bajo su amparo en las diversas instituciones emanadas
de ella (desde el Gobierno, al más pequeño Ayuntamiento, pasando por Gobiernos
Autónomos, etc, etc), no sólo la respeten sino que además la protejan
inequívocamente. Quien la considere inadecua o mejorable, que como todas lo es,
tiene en la propia Constitución los procedimientos adecuados para reformarla,
tal como decidió el pueblo español soberano en su momento, pero es inadmisible
e intolerable buscar atajos o actuar al margen de ella para conseguir los
objetivos de cada quien por loables que estos sean. Si tales principios básicos
los tuviéramos siempre presentes los demócratas españoles, al margen de nuestra
ideología, otro gallo nos cantaría, pero, lamentablemente no siempre es así.
Precisamente y en víspera de la Diada, que se celebra hoy, el Poder Judicial,
durante la apertura del curso judicial, muestra su firmeza contra el “procés” y
el Presidente del Tribunal Supremo hace una encendida defensa de su reacción al
1-O y apoyará “sin vacilaciones” a los jueces atacados, pues “cuando la
Constitución es golpeada ha de defenderse”. Y la Constitución Española está
siendo golpeada de forma intolerable. Es saludable pues para la Democracia, que
el Rey, como Jefe del Estado, y la cúpula judicial, hayan respaldado sin
fisuras en tal evento al juez Llarena (todos los partidos políticos
democráticos debieran hacer lo mismo sin “pero” alguno), instructor de los
gravísimos hechos acaecidos el pasado 1-O y otros posteriores, como la
proclamación unilateral de la republica catalana, sabiendo que, como al resto
de jueces instructores de cualquier caso presuntamente delictivo, los presuntos
delitos imputables habrán de ser dirimidos en posterior juicio con todas las
garantías procesales para las partes y con todos los derechos de defensa
garantizados. Por su parte Fiscalía, que advirtió que no aceptará presiones
(los secesionistas le exigen a Sánchez que las haga), acusará de rebelión a los
presos separatistas (los fiscales valoran incluso si acusar por rebelión también
a Trapero) y mantendrá que hubo “insurrección violenta” (tal como todos vimos
por televisión), en tanto que el TS mantiene su hoja de ruta con juicio al “procés”
en noviembre, tras el anunciado “otoño caliente” en Cataluña, pues tras el
lógico rechazo de las recusaciones se aceleran los plazos, y las defensas ya
asumen que “esto va lanzado”. Y mientras
Casado acusa a Rivera de poner en riesgo “la convivencia” por retirar lazos, la
Cataluña dormida vuelve a despertar con miles de catalanes manifestándose en
defensa de la unidad de España y contra la negociación de Sánchez con la
Generalitat, cuando Torra asegura en un discurso que hará efectiva la república
catalana por “los presos políticos y por los exiliados”, cuando todo el mundo
sabe que en España ni hay presos políticos ni exiliados, sino políticos presos
preventivos (para que no se fuguen) por cometer presuntos graves delitos y
fugados de la justicia. Por su parte Junqueras, presidente encarcelado de ERC,
dice que .... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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