Por fin Pedro Sánchez,
eso sí, desde Alemania y aprovechando una comparecencia con Merkel, sale al paso
de las especulaciones sobre su decisión de acercar a presos etarras al País
Vasco, confirmando que sí, que los trasladará finalmente, y añadiendo al
respecto “no me escondo”, algo de lo que, que yo sepa, nadie le ha acusado,
simplemente se especulaba con que acercar a los presos era uno de sus
objetivos. También se ha especulado en los medios y en los círculos políticos
que los apoyos nacionalistas e independentistas a su triunfante moción de
censura no serían gratis, pues las concesiones gratuitas no suelen darse y
menos en política. Sánchez por tanto no tiene que esconderse de nada, él sabrá
lo que hace y las consecuencias que sus actuaciones le puedan acarrear. De
entrada las víctimas, que piden a Sánchez una reunión urgente por el
acercamiento de presos, exigirán en las calles que el Presidente del Gobierno
no acerque a etarras y, menos aún, que tengan beneficios penitenciarios sin
repudiar a ETA ni mostrar arrepentimiento público ni pedir perdón, ya que,
parece ser que, según algunos, basta con la disolución de la banda para quedar
exentos de tener que renegar de la violencia, como ocurría en la llamada “vía
Nanclares”, mientras el Gobierno prepara ya acercamientos individuales, aunque
los primeros traslados serán de reclusos con condenas reducidas. Al final, cada
ciudadano sabrá sacar sus propias conclusiones sobre lo actuado, pues, sin
duda, una de las patatas calientes que tiene el Gobierno Español, también éste
de Sánchez, es el de los desafíos secesionistas totalitarios, tanto el desafío
vasco como el catalán. De momento, los nacionalistas vascos, tal como se
desprende de la reunión Sánchez-Urkullu en Moncloa, muestran que el lehendakari
no quiere colocar al nuevo Presidente del Gobierno de España en situación
incómoda, y, entretanto, Sánchez le promete estudiar 37 concesiones para el
País Vasco, mientras Iglesias y Torra se reúnen y median para lograr una
“república plurinacional”. En la lista de deseos de Urkullu, figura, entre
otros, el acercamiento de presos etarras, la gestión total de las cárceles
vascas, la política de reinserción, las reducciones de penas y la revisión del
modelo territorial, transferir la gestión del régimen económico de la Seguridad
Social y las competencias de la Inspección de Trabajo, expedir carnets de
conducir y matrículas del País Vasco, salvamento marítimo.... así como el
compromiso de revisar todos los recursos de inconstitucionalidad contra las
leyes vascas. Perece ser que, además, Sánchez se abre a ceder a Urkullu la caja
de las pensiones, pues el lehendakari anuncia que se baraja la gestión de la
Seguridad Social, aunque el Ministerio de Trabajo lo niega. Y mientras..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/=
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