En efecto, la
inmigración es hoy por hoy el gran problema pendiente que la UE tiene que
resolver si no quiere sufrir un futuro muy incierto y así ha quedado palpable
con la deriva del “Aquarius” que acaba de llegar al puerto de Valencia por
meras razones humanitarias. Mientras el pulso migratorio pone en grave riesgo
el Gobierno alemán de Merkel, cuyo ministro de Interior y su partido, la CSU,
aliado de la canciller, se enfrentan a ella por los refugiados y amenazan con
actuar por libre, y mientras el radical gobierno italiano se niega a que
lleguen a sus costas más inmigrantes, Rabat permite una oleada de pateras en
plena crisis migratoria, como reacción de Marruecos a las iniciativas del nuevo
gobierno socialista de Sánchez y deja salir de sus costas a plena luz del día a
57 barcas de juguete con 471 inmigrantes (cuatro de ellos fallecen), justo en
vísperas de que arribe a Valencia el Aquarius, en tanto que Pedro Sánchez
devuelve, “por decencia política”, la Sanidad gratuita a los “sin papeles”, que
el PP retiró en su día, y la Guardia Civil y las Fuerzas de Seguridad alerta
del “efecto llamada” ante las últimas medidas como la retirada de concertinas,
temiendo quedarse “vendidos” en la frontera. Entretanto, Andalucía recibe un
millar de inmigrantes (casi el doble de los del Aquarius) por el Estrecho sólo
en 48 horas y miles de migrantes marchan hacia Melilla con idéntica intención.
Así, mientras España afronta una avalancha de inmigrantes, Sánchez, que
reconoce ahora que tendrá que expulsar a parte de los migrantes del Aquarius
(podrán estar al menos 45 días en España ya que recibirán un permiso de
residencia especial por motivos humanitarios), se sitúa en el eje del debate
europeo con la gestión del barco rescatador, que ha puesto en evidencia la
falta de una política migratoria común y el uso político del drama migratorio
por tirios y troyanos con claros fines electoralistas en los diversos países
miembros de la UE. Y mientras en las costas españolas se rescatan diariamente
cientos de inmigrantes, casi la mitad de los del Aquarius piden asilo en
Francia, aceptando la oferta de Macron, en tanto que Gobierno, Generalitat
Valenciana y ONG movilizan a 2.300 personas para recibir y atender a sus 630 ocupantes
y, a pesar del gesto humanitario, la tragedia migratoria sigue inexorable en
nuestras costas (en este fin de semana, sin tanto bombo mediático, han llegado
a España, además de los del Aquarius, 1.103 inmigrantes), evidenciando que
ningún gesto, como el de Pedro Sánchez, por loable que sea, ningún país en
solitario, ni ninguna ideología, por humanitarista que sea, puede por sí solo
resolver esta tragedia del hambre, la miseria extrema, el miedo, la
persecución, la intransigencia, la xenofobia y el racismo y la guerra en pleno
siglo XXI. No en vano.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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