Mientras Rajoy se
reincorpora a su puesto de trabajo como registrador de la propiedad en Santa
Pola, gesto bien valorado por todos (incluido Pablo Iglesias) pues sus
antecesores no lo hicieron al cesar en sus cargos (prefirieron las puertas
giratorias y las prebendas reservadas a los “ex” a todos los niveles
territoriales), y así, mientras el ya ex presidente se convierte en la
excepción que confirma la regla, su partido, el PP, busca su rumbo inmerso en
unas primarias por primera vez en toda su historia. Unas primarias en las que
la inesperada renuncia de Feijóo, que apuesta por una renovación radical,
agudiza la batalla por el liderazgo en el PP entre seis candidatos, aunque, de
entrada, tres de ellos (Casado, Cospedal y Santamaría) son los que en principio
parecen tener más posibilidades de conseguirlo. El Presidente de la Xunta, no
cede a las presiones internas y cree que se necesitan nuevas caras, abriendo un
choque entre Santamaría y Cospedal; y mientras él, favorito en el PP, se aparta
de la lucha por la presidencia, manifestando “no puedo fallar a los gallegos”,
la ex ministra de Defensa se moviliza para frenar a la ex Vicepresidenta del
Gobierno, en tanto que Casado abandera a los jóvenes y manifiesta claramente
“yo sí quiero presidir el PP”, a pesar de estar lastrado por el “caso máster”,
mientras un veterano, muy veterano ya, García Margallo oficializa asimismo sus
aspiraciones. El duelo Cospedal-Santamaría, dos enemigas íntimas, sacude al PP,
acostumbrado a sucesiones digitalizadas, aunque ambas aspirantes reivindican
los logros de Rajoy y apelan a la unidad del partido, y Casado se ofrece como
renovador del mismo; no obstante, Cospedal inicia la batalla del PP con
reproches a Santamaría, diciendo “he dado la cara y siempre la daré; me la han
partido unas cuantas veces, lo sé, pero siempre me he vuelto a levantar”, en
tanto que Santamaría dice “soy una militante más y me presento a ofrecer lo que
creo que quieren muchos: unidad, responsabilidad e integridad”, mientras
Casado, el tercero en discordia, rechaza la oferta de Cospedal de integrarse en
su equipo, sabedor que, al final, será clave en el desenlace de la lucha entre
sus dos ilustres compañeras, dado que Ana Pastor, por razones obvias (si dejara
la Presidencia del Congreso abriría un melón difícil de cerrar) descarta
presentarse a las primarias. Así las cosas, el pulso Cospedal-Santamaría obliga
a definirse a los dirigentes populares territoriales, mientras la primera
intenta alianzas con el poder gallego para ganar a la segunda y el PP espera el
pronunciamiento de Feijóo, dado que todos los candidatos ya tantean a los
barones para intentar sumar compromisarios a su causa. De momento quien da un.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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