Tal como se presumía,
cuando determinados procedimientos buscan un objetivo distinto al que le es
consecuente y natural, el resultado suele jugar en contra de sus promotores. Y
es lo que ha sucedido con la comparecencia de Rajoy para declarar como testigo,
que no como imputado, en el “caso Gürtel” y, tras responder a 150 preguntas
ante el tribunal, planteadas por los letrados, ha salido indemne de un
interrogatorio de dos horas con más repercusión mediática y política que
procesal cuando debiera ser esto de lo que se tratara. En efecto, tras una
serie de especulaciones precedentes sobre lo que le iban a preguntar, Rajoy,
como era de esperar, niega todo conocimiento de la financiación ilegal del PP
(y el que tenga pruebas de que miente, que le lleve a los tribunales y lo
demuestre), sostiene que su dedicación se limitaba a la política y no a los
asuntos contables, en un periodo en el que ni él era el Presidente del partido
ni, por supuesto, el tesorero o contable. Así, sentado en la zona del tribunal
“para preservar su imagen institucional” (como es normal que ocurra ante su
actual relevante cargo, ya que, ni siquiera comparece como Presidente del
Gobierno sino como miembro de la Ejecutiva del PP cuando sucedieron los hechos
por los que se le pregunta), responde con seguridad y, a veces, con ironía, a
un interrogatorio de desgaste político pero de escaso valor procesal, cuando de
averiguar sí hubo o no delitos era de lo que se trataba, al extremo de que sólo
sus famosos sms a Bárcenas le incomodaron un poco. Asegura con contundencia
sobre la contabilidad del PP “jamás me ocupaba de asuntos económicos, sólo me
encargaba de los político”, sobre Correa que “si lo conocía fue porque lo
saludé en algún acto del PP” que “no tenía ninguna relación con su grupo” y que
cuando supo de sus posibles irregularidades ordenó que se siguiera contando con
él, sobre los SMS que “tengo la costumbre de contestar a la gente, nunca volví
a llamar a Bárcenas y jamás le volví a ver” y sobre los sobresueldos que “son
absolutamente falsos, teníamos un complemento que se declaraba a Hacienda” y
que “no conocía la existencia de la caja B”. Con semejantes respuestas, que
eran de esperar, sólo caben las especulaciones con la intención de deteriorar
su imagen como Presidente del Gobierno, salvo que alguien sea capaz de
demostrar que no se ajustan a la verdad. Por su parte, y a pesar de todo y de
que nada haya variado sustancialmente de forma relevante, ni en el proceso
sobre Gürtel ni en el statu quo político del Gobierno, Sánchez en una comparecencia
sin preguntas de los periodistas exige solemnemente, como si algo novedoso
hubiera sucedido, que Rajoy.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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