Mientras el Gobierno de
España intenta concentrar la responsabilidad en Junqueras, dando máxima
importancia, si llega el caso, a la inhabilitación del Vicepresidente catalán
tras haber asumido éste el mando de la ilegal consulta, la Generalitat
garantiza que los Mossos no cumplirán la Ley (sorprendente proceder del Govern,
institución democrática que ha de ser garante de la legalidad vigente),
asegurando cínicamente el nuevo Conseller de Interior que los policías
autonómicos permitirán votar en el ilegal referéndum “con libertad y
seguridad”, cuando en un Estado de Derecho Democrático es precisamente el
Imperio de la Ley y el sometimiento al mismo el que garantiza tanto la libertad
como la seguridad de sus ciudadanos. Entretanto, hasta el propio letrado mayor
del Parlament de Catalunya tumba la legitimidad del “procés” independentista,
censurando que el secesionismo haya contrapuesto “el principio democrático y el
principio de legalidad” para “relativizar las reglas del sistema constitucional”
y sosteniendo que, ante la falta de una mayoría social el 27-S, el Govern
“enfatizó el carácter unilateral del proceso” que ha logrado “escasa
receptividad internacional”, con lo que, según el informe, “pretender que el
Estado Español mantiene formas autoritarias es un grave error de apreciación
política y, sobre todo, jurídica”. Por su parte, mientras Colau cae del burro y
rechaza ceder espacios para el referéndum, el Gobierno de Rajoy, que evitará de
momento tomar el control de los Mossos, decide bloquear los gastos de la
Generalitat para la ilegal consulta, por lo que Hacienda, que ya detectó en
junio un desvío injustificado para procesos electorales, ya examina las
partidas para evitar desvíos al respecto y controlará semanalmente los fondos
advirtiendo que cortará la financiación si el Govern destina dichos fondos a
sufragar la consulta. Por tanto, Moncloa impone un control semanal y retirará
el FLA si se usa para pagar los gastos del referéndum ilegal, mientras,
sorprendente e inexplicablemente, el “nueve PSOE” de Sánchez (no sabemos si por
decisión directa de sus militantes o de él personalmente) y el PSC (tanto
monta, monta tanto) se desmarcan de dicho control del gasto para evitar su mal
uso porque “no sirve para resolver el conflicto” (estúpido argumento, ya que lo
que se pretende es impedir una concreta ilegalidad inminente). Por su parte el
Ejecutivo catalán dice que el Estado se atascará “si se corta el grifo” de la
financiación, cuando ello sólo sucedería en caso de que la destinen ilegalmente
para garantizar la ilegal consulta, por lo que serían responsables directos de
la situación. Y, mientras el independentismo vuelve a caer en los sondeos, el
Tribunal de Cuentas da el primer paso para que Artur Mas pague de su bolsillo
los gastos del 9-N, en tanto que... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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