lunes, 14 de agosto de 2023

LA ZORRA Y LAS GALLINAS

                         Hay que ser irresponsables y temerarios para poner a la zorra cuidando a las gallinas del gallinero y más aún si, en todo caso, no se toman previamente las medidas de protección del mismo para que nadie, ni siquiera la zorra, por sumisa que se muestre, pueda tener acceso al mismo, pues en ese caso el desastre para las gallinas, antes o después, es inevitable. Es de puro sentido común, aunque, dadas las circunstancias, parece que nuestros políticos no se enteran del asunto ya que los aspirantes a gobernar nuestro Estado de Derecho (nuestro gallinero), diseñado libremente en nuestra Constitución, pretenden compartir el cuidado y la mejora del mismo con la ayuda de quienes, como la zorra, lo que buscan es debilitarlo y destruirlo. Evidentemente, todo apunta a que el PSOE de Sánchez y, al parecer, también el PP de Feijóo, buscan un pacto de investidura con los enemigos del actual Estado de Derecho (los secesionistas radicales), ya condenados por haber cometido graves delitos contra el mismo, y, al efecto, buscan ponerle la alfombra roja sin condiciones previas de expresa renuncia a sus perversas y totalitarias intenciones, a pesar de que, por el contrario, incluso hacen gala de sus delincuenciales comportamientos. Es más, para semejante temeridad irresponsable, nuestros gobernantes se disponen incluso a forzar los reglamentos y las leyes al extremo de que la zorra se sienta incluso más fuerte de lo que es, como sucede con la inminente constitución de las Cortes Generales del próximo jueves (paso previo y moneda de cambio para la posterior investidura) en que nuestros gobernantes ya reservan un espacio destacado, no conseguido en las urnas, con el propósito de que los secesionistas tengan más voz, más medios y más autonomía en la defensa de sus obsesivas y totalitarias pretensiones separatistas, concediéndoles algún puesto en la Mesa del Congreso e incluso la posibilidad de tener grupo parlamentario propio, que no se han ganado en las urnas. Todo esto, obviamente, mediante el truco del almendruco, pues, en efecto, el Reglamento del Congreso exige que, para formar grupo parlamentario, se ha de tener 15 diputados o 10 senadores y, de no ser así, también se pueda obtener a partir de 5 diputados, pero siempre y cuando posea el 15% de los votos en todas las circunscripciones donde haya presentado candidatura o, en su defecto, el 5% en el conjunto del Estado, condiciones que para esta legislatura no cumplen los secesionistas y, por tanto, obligadamente habrían de pasar al grupo mixto…. Pero, ya saben que puesta la ley, puesta la trampa, y, al margen de los requisitos citados, se puede recurrir (para que no sea ilegal del todo) a la patética figura, “ad hoc”, del “diputado prestado”, es decir, a un torticero mecanismo por el que un grupo presta momentáneamente los diputados necesarios a otro grupo para que pueda formar grupo parlamentario propio y, una vez constituido el grupo, dichos “diputados prestados” se vuelven a su grupo original, con lo que, siendo reglamentario, es una forma torticera de distorsionar la representatividad parlamentaria real, dependiendo semejante proceder de la decisión política e interesada de unos u otros. Es lo que sucede cuando se anteponen los intereses personales sobre los intereses ideológicos generales, primero como demócratas y después como socialistas, liberales, conservadores o cualquier otra ideología democrática que cada uno tenga dado que la defensa del gallinero pasa inevitablemente por protegerlo de sus enemigos y no por potenciar y proteger precisamente a quienes quieren destruirlo, empezando por evitar siempre que la zorra cuide de las gallinas.

            Así las cosas, el PSOE acelera la negociación con ERC para atar la Mesa del Congreso y se compromete a que Esquerra tenga grupo parlamentario propio, mientras intenta recuperar en el Supremo el escaño perdido en Madrid para evitar que además tenga que necesitar el “sí” de Junts y no le baste su abstención para investir a Sánchez, por lo que recurre la decisión de la Junta Electoral para arrebatarle al PP el citado diputado ganado con el voto del exterior. Estamos en el inicio de las primeras cesiones a un soberanismo crecido por las circunstancias, que no por las urnas, en este caso, para controlar el Congreso, pues el Senado lo tiene perdido por la mayoría absoluta conseguida por el PP, como paso previo para lograr después una investidura que se presume muy tensa y poco favorable a los intereses del conjunto de los españoles. Una investidura sobre la que, de momento..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

 

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