jueves, 28 de enero de 2021

E ILLA SE LARGA

                             En pleno pico de la tercera ola de la pandemia de Covid, con record de contagios (93.822 casos en el fin de semana) desde que empezó la pandemia, con los hospitales casi desbordados, con las UCI a punto de colapsarse, con las muertes en cifras de máximo, sin garantizar el reparto de vacunas y con el aviso de Bruselas de que media España debería estar aislada, el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, se larga y, en el peor momento de la pandemia, deja el Ministerio para ser candidato del PSC a las autonómicas catalanas. Y se larga (o lo larga Pedro Sánchez, que justifica su fuga en el desafío catalán) con el reproche generalizado del Congreso de los Diputados, pues todos los grupos, incluidos los socios del Gobierno y Podemos, le exigen que, al menos, dé explicaciones antes de irse ante la grave situación sanitaria por la que atraviesan los españoles. Pero, nada de nada, pues, ya en la víspera de su relevo, el Presidente que, junto a Illa y a la ministra Darias, visitaba la Agencia Española de Medicamentos, agradecía al ministro su labor como tal y definía como “desafío apasionante” la que emprende ahora por ser “muy necesaria para Cataluña y para España en la labor de reencuentro”.  En definitiva, el Gobierno esquiva el control parlamentario al llevar 65 días sin comparecer en el Congreso a pesar de la que está cayendo y de la fuga del ministro. Sánchez afronta con ajustes leves la necesaria remodelación del Gobierno y, como se preveía, sustituye a Illa en Sanidad por Carolina Darias, la Ministra de Política Territorial, y a este ministerio eleva al amortizado Iceta que por fin consigue ser ministro, mientras que, de paso, salva al Ministro Escrivá ante Iglesias ya que Podemos intentaba forzar su dimisión aprovechando el obligado “ajuste” en Sanidad. Y mientras Illa reafirma en su despedida que “España no necesita en estos momentos un confinamiento domiciliario”, Sánchez pide “abonar la esperanza” frente al “miedo y la incertidumbre”, en tanto que los médicos relatan la situación crítica de los hospitales ante el pico de la tercera ola pues “es aterrador, ingresamos tres Covid a la hora en UCI” y las CCAA apuestan por un confinamiento de hecho (de derecho no se lo permite el Ejecutivo) y asumen que con la nueva ministra seguirá el veto a confinar al menos hasta después del 14-F, en que por fin se conocerá la verdadera dimensión del ansiado “efecto Illa” en las elecciones catalanas (entretanto la pandemia puede esperar). Al final, la salida de Illa se reduce a un cambio de sillones, más un premio a Iceta (el ideólogo del estado plurinacional) por los servicios prestados. Entretanto, Illa dice que deja Sanidad porque se siente “más útil” en Cataluña (lo que no debe interpretarse como un auto-reconocimiento de inutilidad en su gestión sanitaria, ni como una acusación a la inutilidad de Iceta como candidato del PSC en Cataluña) y añade “no me arrepiento de nada de lo que he hecho” (lo que no debe interpretarse con que esté satisfecho con los resultados que arroja su gestión), mientras en el acto de traspaso de poderes a Darias (una de las peor valoradas del Ejecutivo) en Sanidad le asegura “te va a encantar el trabajo”, cuando los fallecimientos continúan al alza (492 muertes ayer), la incidencia se acerca a los 900 por 100.000 habitantes y cuando las CCAA critican con dureza la inacción del Gobierno a pesar de estas catastróficas cifras; un Gobierno que, por cierto, viola la ley electoral al impulsar la campaña de Illa desde las instituciones del Estado, mientras el ministro afronta una querella por homicidio y lesiones por su gestión de la Covid, lo que, a mi juicio, tiene poco recorrido jurídico-penal. Y mientras Sánchez entrega la política territorial al PSC en vísperas de las elecciones catalanas, con lo que Iceta negociará con las CCAA en plena crisis independentista, la UE pide aislar zonas con la incidencia de casi toda España (plantea impedir viajes no esenciales si la tasa supera los 500x100.000, con lo que sólo Canarias, Navarra y la cornisa cantábrica eludirían las restricciones) mientras la salida repentina de Illa indigna incluso a sus socios (y obviamente a la oposición) por evitar su última comparecencia prevista en el Congreso y el sector sanitario tumba la gestión del ministro por sus errores y por la politización. Por su parte Darias....... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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