lunes, 11 de enero de 2021

ESPAÑA, ZONA CATASTRÓFICA

                             Por si en España no tuviéramos suficientes catástrofes económicas, sanitarias, laborales, políticas y sociales viene “Filomena”, una devastadora borrasca, a ponernos la puntilla dejando más de media España incomunicada, especialmente Madrid y todo el centro peninsular, con nevadas históricas que han sembrado el caos por doquier y, por si fuera poco, tras su paulatino alejamiento de la Península deja tras de sí una oleada de frío descomunal que hace más difícil todavía el auxilio a los principales damnificados y la reparación de los daños causados. En definitiva, en pleno auge de la pandemia, España se congela bajo la nieve, batiendo el record de temperatura más baja, hasta 35´8º grados bajo cero, y dejando miles y miles de vehículos tirados en las carreteras, muchas ciudades y pueblos aislados e incomunicados, convirtiendo en un gélido infierno gran parte de nuestro territorio, colapsando Madrid y poniendo en alerta a media España, con lo que ya se considera como la nevada del siglo. Con más de cuarenta provincias en alerta por la borrasca y con Madrid bloqueada (decenas de carreteras cortadas, Barajas cerrado y servicios ferroviarios suspendidos), Toledo se ve obligado a pedir ayuda al Ejército mientras cada vez se hace más factible acumulaciones de nieve superiores a los veinte centímetros de espesor y las cadenas se iban haciendo obligatorias para intentar desplazarse por las carreteras, repletas de coches y camiones en las cunetas. El temporal más intenso en más de medio siglo, que se ceba en el centro y este peninsular y que nos deja varios muertos y considerables destrozos, teniendo que ser rescatadas más de 1.500 personas, desbordando los planes de emergencia, con un Gobierno minimizando los efectos y escudándose en la cogobernanza, cajón de sastre dónde cabe todo para eludir unos y otros las responsabilidades, y delegar en las CCAA, que piden ayuda para afrontar de la mejor forma posible semejante desastre. Al efecto, Madrid, que va recuperando el pulso y reabre vías para los servicios esenciales, mientras una red de voluntarios se afana en el rescate de enfermos y personas vulnerables, estudia, según su alcalde, pedir el estado de “zona catastrófica” para salir del caos, en tanto que el Gobierno, que minimiza el impacto de la borrasca y relativiza el daño, lo descarta, según Marlaska, sin ni siquiera haber evaluado los daños causados. El Gobierno, que garantiza el reparto de suministros y de la vacuna del Covid para continuar con el ya retrasado proceso de vacunación, rechaza de entrada declarar Madrid “zona catastrófica”, cuando, si globalizamos todas las catástrofes que padece España últimamente y en todos los terrenos, lo que se debería hacer es declarar todo el país como “zona catastrófica” con la exigencia de que, por encima de diferencias ideológicas y territoriales, todas las instituciones del Estado se pusieran a trabajar al unísono para salir de esta caótica situación en que estamos inmersos en vez de tirarse los trastos a la cabeza unos a otros según su conveniencia particular. Pero ya ven, aquí, en nuestro país, este consenso necesario es inútil y cada uno busca dejar ciego al contrario aunque él se quede tuerto, pues el compromiso colectivo y la altura de miras es algo ajeno a nuestros políticos en general, más preocupados por sus intereses particulares de corto recorrido que de los intereses generales de largo alcance. Y en medio de esta catástrofe colectiva el Presidente Sánchez, tras dos días de colapso, reaparece públicamente para informarse mientras el PP le acusa, una vez más, de lavarse las manos y su líder, Casado, Jefe de la oposición, declara: “Sánchez llega tarde pero le apoyaré ante la ola de frío”, añadiendo “no voy a permitir nunca un Poder Judicial Frankenstein, ya se lo he dicho al presidente”, “Vox siempre ha defendido a Trump, los extremismos cometen los mismos excesos”, “me enteré por la prensa de la intención del Gobierno de regular la Corona por ley”. Y es que son tantas las discrepancias insalvables en temas esenciales entre Gobierno y oposición que, hoy por hoy, se hace impensable e imposible llegar al imprescindible mínimo consenso que requiere al menos la solución de asuntos esenciales de Estado……imaginen lo que sucede para aquellos otros asuntos de menor envergadura, pero no menos importantes para la mayoría de los ciudadanos, hartos ya de tanta incompetencia y demagogia que sólo sirve para empeorar la situación. Es más, hasta la subida del...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/).

 

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