No es que nos coja por
sorpresa pues Pedro Sánchez nos tiene acostumbrados a rebasar casi todas las
barreras con tal de conseguir los objetivos que se propone, sin importarle el
respeto a las reglas de juego establecidas (como hizo para auparse a la
dirección del PSOE), ni las dosis de incoherencia, cinismo, falsedades,
deslealtades o promesas incumplidas que sean necesarias para conseguirlos. Por
eso hace de la rectificación permanente y de la amnesia su bandera de
actuación, pues rectificar sin dar explicación alguna y olvidarlo todo
cínicamente es su habitual forma de proceder, lo que provoca un progresivo
descrédito hacia él y su gobierno por parte de la ciudadanía. Inventor cuando
era oposición del “no es no” y de “qué parte del no, no entiende”, ahora, desde
el Gobierno, culpa y responsabiliza a quien desde la oposición dice “no” a sus
decisiones, la mayoría de ellas tomadas sin negociación previa, para justificar
cualquier diabólico pacto para sacarlas adelante en el Congreso por más que
haya prometido por activa y pasiva que jamás iba a hacerlo. Gracias a ello es
posible la existencia de su gobierno de coalición con el populismo comunista de
Podemos a pesar de que en campaña electoral asegurara que jamás lo haría ya
que, “como el 95% de los españoles”, no podría dormir “tranquilo” con Iglesias en
el Gobierno y éste le acusara entonces de “mentir”, afirmando que su principal
error fue “confiar” en que Sánchez quería un gobierno de coalición (¡menuda
pareja!). Y por ello son posibles las negociaciones y contubernios con el
secesionismo, tanto de derechas como de izquierdas, rayando la legalidad
constitucional. Pero, no conforme con su trayectoria impresentable, Sánchez la
culmina ahora con el ignominioso acuerdo con Bildu, de quien había dicho en
televisión “pero si le estoy diciendo que con Bildu no vamos a pactar, si
quieres lo digo 5 veces o 20, con Bildu no vamos a pactar; con Bildu, se lo
repito, no vamos a pactar, si quiere se lo repito otra vez” (Fin de la cita,
que diría Rajoy; ya ven, palabra de Sánchez). Ignominioso acuerdo pues, a
espaldas incluso de los ministros afectados, suscrito por Sánchez (léase
Lastra) y por Iglesias (léase Echenique) con Otegi (léase Aizpurúa) que ha
provocado un verdadero terremoto político dentro y fuera del Gobierno,
coincidiendo además con un indecente acoso “abertzale” a la vivienda de la
socialista Idoia Mendieta arrojándole pintura y octavillas a favor de ETA y,
paradójicamente, con la palabra “asesinos”, que se suma a otros ataques contra las
casas del pueblo socialistas en estos últimos días, al extremo de que el PSE-EE
lo condene diciendo que “se han cruzado todas las líneas rojas”. Pero, como
ven, las líneas rojas para Sánchez no existen. Y todo ello a cambio de una
innecesaria abstención “abertzale” tras la decisión de Ciudadanos de votar
“sí”, para sacar adelante una prórroga del estado de alarma. Un ignominioso
acuerdo que ha desatado una verdadera conmoción en el Ejecutivo, a cuyos
ministros ocultó Sánchez lo que estaba haciendo, y que ahora, en plena crisis,
lamentan: “Sánchez pactó con Bildu porque se obsesionó con la alarma; es
inexplicable”, “muchos ministros se enteran de las cosas que les afectan por la
prensa, las decisiones se toman en otras instancias”, “a Podemos sólo le
preocupa la propaganda, no la gestión; sus ministros no se leen un informe ni
saben abrir un Excel”…….. Entretanto, cada vez se...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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