Que repetir elecciones
en vez de asumir los resultados de las ya celebradas es tremendamente negativo
ya lo sabemos. Desde que las repeticiones electorales o la irresponsabilidad
política, que viene a ser lo mismo, se han puesto de moda en España ya nos ha
costado a los españoles 544 millones y, desde 2015, los partidos se han
embolsado más de 140 millones de euros; si a este fiasco económico le sumamos
el pertinente descrédito político a causa de la manifiesta incompetencia de
nuestros gobernantes, el daño global de andar repitiendo elecciones cada vez
que los resultados no nos gustan es incalculable. Pero nuestros líderes
políticos, preocupados más por sus intereses personales, y por el de sus
respectivos partidos, que por el interés general, prosiguen mareando la perdiz,
ensimismados en echar al vecino las culpas de cara a la previsible próxima
repetición electoral para ver si su irresponsable estrategia cuela entre los
votantes y así los futuros resultados en las urnas les sean algo más
favorables. Mientras tanto el bloqueo político causa daños que pueden llegar a
ser irreparables con un gobierno en funciones mermado de capacidad para
afrontar los urgentes retos que la compleja situación, nacional e
internacional, plantea; entre ellos, por ejemplo, algo tan simple como la
renovación del Consejo General del Poder Judicial, en funciones desde
diciembre. Y ante tamaña incompetencia e irresponsabilidad, hasta el Rey
Felipe, desde Marivent, donde tradicionalmente veranea, insta a solucionar el
bloqueo y evitar nuevos comicios, pues “sería mejor encontrar una solución antes
de ir a elecciones”, añadiendo “estoy en contacto con la Presidenta del
Congreso, la actividad no ha parado y en cualquier momento puede haber noticia”
ya que hay que aprovechar el “margen” que da la Constitución. Pero me temo,
como muchos (y ojalá que nos equivoquemos) que no va a ser así, pues no se
puede ir por la vida, como hace Sánchez: primero, poniendo de moda su tozuda
estrategia del bloqueo con su “no es no” al PP y luego alentando a sus bases
desde el balcón de Ferraz que, celebrando su pírrica victoria electoral, le
gritaban “con Rivera no”, con lo que dejaba fuera de cualquier acuerdo a los
partidos de centro-derecha y se inclinaba por su cacareado “gobierno
progresista” de izquierdas que no sumaba; y segundo, descartada la derecha,
ninguneando a un crecido Pablo Iglesias, al que llegó a vetar y maltratar
verbalmente con graves insultos personales para descartarlo como aliado, al
extremo de que la posibilidad de un gobierno de coalición, cogido con pinzas,
pudiera prosperar. Y por si fuera poco, bloqueada cualquier opción de
entendimiento “in extremis” tanto con la derecha como con la izquierda
populista, ratifica definitivamente la ruptura con PP y Ciudadanos al desechar
en Navarra la opción de gobernabilidad de la coalición Navarra Suma (UPN-PP-Cs),
vencedora de las elecciones autonómicas, para que la candidata socialista
Chivite, perdedora en dichas elecciones, presida la Comunidad Foral en coalición
con Geroa Bai, Podemos e Izquierda Unida (sus socios preferidos) y con el
pactado e imprescindible apoyo de la abstención de Bildu. Con semejante
prepotencia e incapacidad para.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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