Poco antes de
consolidarse el fiasco de la investidura de Sánchez anunciaba Moncloa que daba
por rotas las negociaciones, alegando que la propuesta de Podemos suponía crear
dos Gobiernos, mientras el PSOE aseguraba que había ofrecido una
vicepresidencia para Irene Montero y carteras en Sanidad, Vivienda e Igualdad,
pero Podemos centraba su atención en el Ministerio de Trabajo. En efecto, tanto
Sánchez como Iglesias, afanados en ganar la batalla del relato ante sus militantes
y votantes, dinamitaban todos los puentes de la investidura y se acusaban
mutuamente de forzar elecciones si no se vuelve a negociar antes del 23 de
septiembre, por lo que, en tales condiciones, se esperaba una difícil
investidura y, por supuesto, un gobierno imposible, aunque el PSOE se aferraba
a un acuerdo “in extremis” en medio de filtraciones sobre las exigencias de
Iglesias convencido de que Podemos debía “entrar en razón y rectificar”. Entretanto se publicaba que, según NCReport,
el 62% de los votantes del PSOE no quería un gobierno de coalición y el 66´7%
rechazaba que Irene Montero asumiera una vicepresidencia. Y al final ni
investidura, ni gobierno de coalición, ni dos gobiernos en uno….sino el
desgobierno. Sánchez, por segunda vez en su trayectoria y haciendo gala de su
temerario comportamiento político, era desechado por el Congreso de los
Diputados para ser investido Presidente al recibir 155 votos en contra, 124 a
favor y 67 abstenciones, abriéndose así la cuenta atrás para unas posibles elecciones
el diez de noviembre, mientras, tras su escandaloso fracaso, anunciaba nuevas
negociaciones y pedía a PP, Cs y Podemos “explorar otros caminos” para
“desbloquear la situación”…..en definitiva, que el resto de partidos se
encargue de enderezar los entuertos que él mismo ha provocado a lo largo de su
corto y pintoresco liderazgo político, conseguido de forma rocambolesca contra los
órganos directivos del PSOE a base de atizar su famoso “no es no” a la
investidura de Rajoy, contra quien, finalmente investido con la colaboración de
buena parte del PSOE (frente a la que Sánchez arremetía para hacerse con el
liderazgo socialista) planteaba una exitosa moción de censura (no constructiva
y, por tanto, contraria a lo que plantea la Constitución), con el apoyo de
populistas, secesionistas de izquierdas y derechas, nacionalistas y abertzales,
que le aupaban a la Presidencia del Gobierno sin haber ganado jamás unas
elecciones, sino todo lo contrario (con los peores resultados electorales de
toda la historia del PSOE), hasta que, incapaz de aprobar unos Presupuestos
(todavía están vigentes los que aprobó Rajoy) al ser rechazados por sus propios
socios se vio obligado a convocar elecciones y desembocar en este segundo
fiasco de investidura que jamás debiera haberse dado. Un curriculum político
desolador e insólito que aboca a España a tremendas incertidumbres políticas,
que es lo más relevante, pues lo menos relevante es determinar ahora si la
culpa es de Sánchez o de Iglesias, del PSOE o de IUPodemos, elegido por él como
socio preferente, de su mutua intransigencia negociadora, de su mutua ambición
de poder o de su mutua incapacidad táctica para alcanzar acuerdos; lo trágico y
preocupante es que..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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