Desde la ruptura del
bipartidismo con el surgimiento de nuevos partidos y, muy especialmente, desde
que Sánchez se inventara la fórmula del “no es no” y Ada Colau con Podemos
pusiera en marcha el “escrache” como fórmula de protesta contra aquello que no
entre en la lógica ideológica de los partidos políticos, se ha instalado en
España de forma peligrosa el bloqueo político, que junto a los escraches
intolerables, en nada favorecen a nuestro sistema democrático sino todo lo
contrario. Un bloqueo político indeseable que pone en evidencia la incapacidad
de los distintos partidos políticos para salir del laberinto de una inasumible
ingobernabilidad de las distintas instituciones del Estado, mientras sus
líderes se dedican a echarse en cara entre ellos la responsabilidad del fiasco
con argumentos cínicos que, obviamente, arriman siempre el ascua a su sardina,
en tanto que sus compañeros militantes de partido, con orejeras bien puestas,
repiten por doquier tan cínicos argumentos, adobados con absurdos elogios a su
jefe, como si fuera el bueno de la película en blanco y negro, y absurdas
censuras al oponente como si fuera el malo, cuando, de entrada, lo primero que
todos deberían hacer es reconocer que, al no haber obtenido nadie mayoría
absoluta en las urnas, están obligados a entenderse en la confección de un
programa pactado y de un gobierno de coalición (salvo que alguien sea tan
generoso como para apoyar sólidamente a un gobierno monocolor en el que no
participa), que, obviamente, nunca será del agrado al cien por cien de ninguno
de los socios, pues, tanto en el programa común como en la composición del
gabinete, cada quien habrá de ceder en la parte alícuota que le corresponda
según el peso específico que a cada uno le hayan otorgado los ciudadanos en las
urnas. Un bloqueo que pagamos y sufrimos todos los españoles, mientras en el
Derecho Constitucional de Europa ya se han establecido mecanismos para
bonificar a los partidos mayoritarios (en Francia doble vuelta en todas las
elecciones menos en las europeas; en Grecia prima de 50 escaños al partido
ganador; en Alemania umbral del 5% de los votos en todo el país para acceder al
Parlamento….) con el objetivo de que la gobernabilidad del Estado sea más fácil,
excepto en Italia y Bélgica que sin dichos mecanismos correctores son los dos
Estados más vulnerables e inestables desde el punto de vista de la
gobernabilidad, o Reino Unido que cuenta con un sistema mayoritario (no
proporcional) muy poco representativo desde el punto de vista democrático, al
hacer muy difícil entrar en el Parlamento. El otro fenómeno indeseable, que
habría de ser erradicado en España, es el escrache político con la única
pretensión de acallar la voz y coartar la libertad de los contrincantes
políticos que consideramos perversos por arte de magia, cuando todos los
partidos legales por haber pasado el filtro de la constitucionalidad, tienen
todo el derecho a expresar sus ideas por contrarias que sean a las de otros y
participar libremente en aquellos eventos que, como los demás, consideren
oportunos, siempre que sus movimientos quepan en la legalidad, pues nadie,
absolutamente nadie (menos aún si representan instituciones del Estado) tiene,
ni debe tener, la..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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