Desde que Pedro Sánchez
inventara su caótico “no es no” a Rajoy, como estrategia ideal de un irracional
frentismo político para propiciar la ingobernabilidad, y desde que pusiera en
marcha una moción de censura sin una alternativa sólida y viable, como método
para derribar un gobierno débil y sustituirlo por otro más débil e inestable
todavía (cuando lo establecido constitucionalmente y lo razonable es la moción
de censura constructiva, viable y sólida para mejorar la gobernabilidad
evitando adelantos electorales), la gobernanza del Estado en todos sus niveles
territoriales está en entredicho, al extremo de que la inestabilidad política
se está convirtiendo ya en un crónico obstáculo creciente para la mejora del
futuro inmediato de los españoles a corto y medio plazo, cuando los retos a
afrontar exigen precisamente todo lo contrario. En efecto, a la apolítica
fórmula del “no es no” sanchista se responde ahora con el apolítico “no es no”
del PP y Ciudadanos, convirtiendo la futura gobernabilidad en una indeseable
quimera plagada de incertidumbres, mientras quienes practican el irracional
frentismo excluyente con los partidos constitucionalistas, con Sánchez a la
cabeza como inventor del mismo, no dejan de apelar, pero con la boca pequeña, a
que el diálogo político es imprescindible en democracia para solucionar los
problemas de la ciudadanía, especialmente cuando nadie tiene mayorías absolutas.
Obviamente, visto lo visto, les faltaría añadir que ese “sí” al diálogo
político es siempre que salgan beneficiados los intereses particulares
partidistas o personales, pues, sólo así cabe entender que el inventor del
tozudo “no es no” exija ahora por responsabilidad política que populares y
naranjas no le paguen con la misma moneda irresponsable con la que él pagó hace
bien poco tiempo….y sólo así cabe entender que PP y Ciudadanos, víctimas
directas de la irresponsable estrategia del PSOE sanchista, respondan ahora de
idéntica forma por mero revanchismo contra Sánchez, lo que, siendo comprensible
a nivel personal y humano, ni es razonable ni deseable desde el punto de vista
político, ni para el interés general, ni antes, ni ahora. Ya ven, un infernal
círculo vicioso estratégico irresponsable que, más bien antes que después,
deberían romper los partidos políticos constitucionalistas y democráticos, cuya
principal obligación es velar por el interés general de la ciudadanía,
comenzando por conformar un gobierno sólido y estable, bien sea monocolor o de
coalición, según el resultado electoral, para aplicar un programa, ya sea
propio o pactado, que se corresponda con lo que mayoritariamente decidieron los
ciudadanos en las urnas. Y si los líderes de los partidos claramente
democráticos y constitucionalistas son incapaces de dialogar y entenderse entre
ellos, renunciando a los sacrificios personales necesarios en beneficio del
bien común, cuando por intereses mezquinos son capaces de dialogar y entenderse
con opciones políticas de dudosa convicción democrática y constitucionalista o
claramente totalitarias y antidemocráticas que buscan el derribo del Estado de
Derecho, es que nuestra Democracia está aquejada de una grave enfermedad que al
final acabará con ella o la dejará en un estado lamentable. Ningún demócrata
convencido puede comprender la..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
No hay comentarios:
Publicar un comentario