Mientras EEUU advierte a
Sánchez de que responderá “con dureza” si éste insiste en la “tasa Google”, el
Presidente del Gobierno español en funciones traslada a la Ejecutiva del PSOE
las enormes dificultades que tiene para negociar su investidura (las mismas que
tenía Rajoy cuando él practicaba su famoso “no es no”, al extremo de que
prefirió dimitir y llevar al PSOE a una crisis sin precedentes antes de dar su
brazo a torcer y facilitar la gobernabilidad cuándo su partido decidió
finalmente permitir la investidura del ex Presidente popular). Y es que,
mientras el PSOE urge a Podemos a dar respuesta a la oferta de Sánchez de ese
pintoresco “gobierno de cooperación”, sin ministros populistas, Iglesias
redobla su apuesta y exige cinco ministerios para formar un “gobierno de
coalición” y le presiona con una foto con los sindicatos en su encuentro en el
Congreso. Por otro lado, al igual que hizo Sánchez con Rajoy en su día, Rivera,
que rechaza reunirse con el Presidente del Gobierno en funciones, se planta en
su “no” a la investidura del líder socialista, generando una crisis en
Ciudadanos (parecida a la que provocó Sánchez en el PSOE), visualizada de
momento con la dimisión de miembros de la Ejecutiva del partido, como el
portavoz de Economía Toni Roldán o el eurodiputado Javier Nart, ante la
“derechización” del partido naranja, los pactos implícitos con Vox y el
aislamiento al PSOE, con lo que queda Garicano e Igea como baluartes de esta
oposición interna al líder naranja, a quien el 77% de su Ejecutiva le respalda
en su estrategia de confrontación con Sánchez. Así las cosas, Sánchez cita a
Casado en La Moncloa para intentar blanquear sus pactos con Bildu, y el líder
popular le dice en la reunión, filtrada curiosamente a la prensa, que
rectifique en Navarra, mientras el PSN justifica su acuerdo con los abertzales
(vetado en 2007 por Zapatero y en 2014 por Rubalcaba, y ahora avalado por
Sánchez) diciendo que “ya está bien de vivir de ETA” y que “hay que conseguir
llevar lo vasco con naturalidad”, en tanto que Javier Esparza, el líder de UPN
y ganador de las elecciones, denuncia que “el PSN está traicionando a sus
muertos”. Es la gran diferencia del PSOE sanchista con el PSOE tradicional,
mientras Sánchez, con el silencio cómplice de todos los barones del partido,
intenta aprovechar la crisis en Ciudadanos y la filtración de su encuentro con
Casado, supuestamente secreto, para culpar a Ciudadanos y al PP de obligarle a
pactar con el independentismo para seguir él en La Moncloa, cuando, en todo
caso, siempre le queda la opción de convocar de nuevo elecciones y que sean los
españoles quienes diluciden definitivamente quién ha de gobernar el país los próximos
cuatro años. De momento, en medio de este desmadre de gobernabilidad, Sánchez,
tras acudir a Granada en AVE para inaugurar el trayecto de alta velocidad a la
capital andaluza, regresa a Madrid en Falcon (y desde Torrejón a Moncloa en
helicóptero) para asistir a una cita con Iglesias, que busca a la desesperada
un sitio en Moncloa, quien le avisa de que no descarta votar incluso en contra
de su investidura si no acepta un gobierno de coalición, mientras el líder
socialista, que irá a la investidura en julio aunque no tenga garantizado el
apoyo a la misma, le reta al líder podemita a tumbarla, y éste le emplaza a que
decida si se aliará “con la derecha o la izquierda”. Por su parte..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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