Mal asunto cuando
nuestros gobernantes o nuestros políticos en general prefieren descartar la
trasparencia para refugiarse en el oscurantismo terminológico a la hora de
explicarnos qué es lo que hacen o lo que pretenden hacer, lo que inmediatamente
les hace sospechosos de buscar engañarnos o, “en román paladino”, de vendernos
la burra ….¡vaya usted a saber con qué intenciones!. Y en tales argucias o
artimañas es maestro Pedro Sánchez sin lugar a dudas, al extremo de que con él
nos estamos acostumbrando a innovaciones democráticas insólitas como, por
ejemplo, que es posible perder estrepitosamente las elecciones con el peor de
los resultados históricos y gobernar el país con sólo 84 escaños por decreto,
que es posible desacatar a los órganos de dirección de tu partido como
estrategia de hacerte con el poder en el mismo, que son beneficiosos los apoyos
gubernamentales de quienes atentan de forma flagrante contra el Estado de
Derecho, o, finalmente, que, ante la imposibilidad de un gobierno monocolor o
de coalición, cabe ofertar un insólito y novedoso “gobierno de cooperación” que
nadie sabe explicar en qué consiste. En efecto, tras recibir el “no” a su
investidura por parte de Rivera y Casado, dejando claro que ni siquiera se
abstendrán para que pueda ser investido en segunda votación (recibiendo así la
misma medicina que en su día aplicó al PP de Rajoy con su empecinado “no es
no”) e incapaz de doblegar a Iglesias en su empeño de formar un gobierno de
coalición, ya que, según el resultado electoral, un gobierno monocolor no es
viable, Pedro Sánchez en vez de reconocer su incapacidad de salir airoso en la
investidura, como hizo en su día Rajoy, y, especialmente, de gobernar con
solvencia estable, como demostró con su propio gobierno bautizado por Rubalcaba
como “Frankenstein”, se inventa ahora la creación de un nuevo gobierno, “el
gobierno de cooperación” con el único fin de rebajar la tensión con Podemos, su
único posible aliado preferente con quien mantiene el pulso, que Iglesias
acepta de entrada sin saber exactamente en qué consiste, pero que sigue
vendiendo como de coalición, mientras desde el PSOE sanchista lo niegan por
activa y por pasiva. Y, dado que nadie entiende este incomprensible tránsito
del gobierno “de coalición” al indefinible “de cooperación” sólo cabe
aproximarse al diccionario de la lengua para intentar aproximarse a la burra
que pretende ahora vendernos el líder socialista y entender su significado, ya
que nadie sabe definir este nuevo invento de Pedro. Y, según el diccionario, “coalición”
es un “pacto o unión entre personas, grupos sociales o estados para lograr un
fin común” o “una entidad creada a partir de la unión de dos o más partidos
políticos”….pero, según Sánchez, no es lo que busca hacer con Podemos; y,
siguiendo el diccionario, “cooperación” (acción o efecto de cooperar) es “hacer
algo para que junto a la acción o el esfuerzo de otras personas se consiga un
determinado resultado”….que es lo que busca Sánchez de cara a su investidura,
es decir, que con el esfuerzo, aparentemente gratuito y altruista de Podemos y
sin pretender un fin común de gobierno, el resultado sea una investidura
positiva. Y luego, ya veremos….para eso están los decretos. De momento el
problema es que algunos otros partidos minoritarios, que Sánchez necesita, se
niegan a facilitar su investidura si pacta con Podemos, mientras PP y
Ciudadanos, únicos que podrían facilitarle una investidura no traumática,
rechazan abstenerse y le urgen a que fije lo antes posible la fecha de la
investidura en el Congreso de los Diputados……y tanto el sanchismo como el
populismo radical, que entre ellos no suman la mayoría necesaria, pretenden.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/).
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