La aparición de Vox con
ciertas previsiones de éxito electoral, tras posibilitar el acuerdo
gubernamental PP-Ciudadanos en Andalucía y el pertinente desalojo del PSOE
andaluz de la Junta, ha puesto patas arriba la esencial tranquilidad que
requiere una campaña electoral democrática, cuyos resultados aparecen
demoscópicamente como los más inciertos de nuestra democracia, al extremo de
que la izquierda en general (PSOE-UPodemos) y el nacional-secesionismo en
particular, tanto de izquierdas (ERC-EHBildu) como de derechas
(PDeCat-PNV), han decidido activar en
campaña el voto del miedo a la derecha, como si toda la derecha fuese igual y
como si no fuese democrática como en el resto de Europa…… o, como si se
estrenara por vez primera en las tareas de gobierno y no haber gobernado nunca.
Es lamentable, semejante apelación irresponsable al “voto del miedo” provocando,
de un lado, relegar las propuestas programáticas a un segundo término mediático
y, de otro, alentar las fechorías totalitarias de quienes, bajo el mantra de
tan irresponsable argumento, pretenden amordazar a esa derecha, calificada de
tenebrosa, para que no pueda celebrar sus mítines con absoluta tranquilidad y
pacíficamente como el resto de partidos, al extremo de boicotear sus actos
públicos con caceroladas, insultos y amenazas intolerables. Así, abierta la
veda del “voto del miedo” como argumento esencial de campaña, con el irracional
e irresponsable alarido de “¡qué viene el coco!”, ciudades y pueblos como
Barcelona, Rentería o San Sebastián (entre otros) se están convirtiendo en
lugares prohibidos para que la democracia resplandezca en todo su esplendor y
que cada opción política pueda actuar con absoluta libertad cuándo, cómo y
dónde quiera, y, lamentablemente, sin que las fuerzas de izquierdas más
moderadas y democráticas (tampoco toda la izquierda es igual), pero activadoras
del voto del miedo, condenen “ipso facto” semejantes comportamientos, fascistas
y totalitarios, de forma clara y contundente, animando así, por acción u
omisión, el desarrollo de este cáncer democrático consistente en impedir la
palabra de quienes quieren expresarse (y más en plena campaña electoral) o amedrentarlos
para que se vayan del lugar legal y libremente elegido para hacerlo, lo que
supone que, bien por activa o por pasiva, quienes apelan al voto del miedo son en
definitiva, junto a los alborotadores totalitarios violentos, quienes dan miedo
de verdad. A las pruebas me remito: que la Ministra de Justicia, Dolores
Delgado, alerte de que “votar a la derecha del tridente” es “dar marcha atrás
en los derechos sociales, políticos y democráticos” e ir “a la España de la
penumbra, oscura, contra la igualdad y el pluralismo”, sólo se puede entender
desde la carencia de otros argumentos racionales para rebatir las propuestas de
cada uno de los diversos partidos de derechas y contrastarlas con las de su
partido; y que Echenique, el secretario de Podemos, diga, tras los acosos
totalitarios de los abertzales en Rentería a Rivera, que “Ciudadanos es un
partido marginal en Euskadi” (como si los partidos marginales no tuvieran
derecho a expresarse) y que su líder no iba “a conseguir los votos de los
vascos y las vascas” (le ha faltado añadir “les vasques”) sino “a incendiar la
convivencia entre los diferentes pueblos de España a ver si así rebaña votos de
odio en otros territorios”, sólo se puede entender desde una mentalidad
totalitaria peligrosa. No en vano,...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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