La dimensión desmesurada
del debate político-callejero que se está produciendo acerca de los
Presupuestos (o mejor, del borrador sobre los mismos) elaborados por el
Gobierno y Podemos, según el pacto firmado entre Sánchez e Iglesias, dificulta
evaluar la verdadera dimensión de otros asuntos de mayor gravedad en relación o
no con los mismos. Al fin y al cabo, los Presupuestos, como siempre sucede, año
tras año, no pasan del ámbito temporal de un ejercicio (o dos si se prorrogan),
pero otros asuntos más graves trascienden dicha dimensión temporal y pueden
tener aspiración de continuidad de cara al futuro. El problemón, por tanto, no
es si se aprueban o no los citados Presupuestos (puede ser problema relativo
para el Gobierno e incluso económico para todos en mayor o menor medida) o si
la UE les da el visto bueno o no (simplemente se arregla retocando lo indicado)
y, ni siquiera, si se cumplirá o no el compromiso de déficit o, si, una vez
aprobados, el Gobierno los cumplirá o no, o podrá cumplirlos o no, pues no
sería la primera vez que esto último sucede. Por otro lado, la oposición, sea
cual sea, siempre arremete contra el proyecto presupuestario del Gobierno, sea
el que sea, y lo califica de perverso, pues, en buena lógica, si es oposición,
su proyecto siempre distará en buena medida del que tenga el Gobierno y, por
tanto, no cabe hablar de deslealtades ni cosas por el estilo por furibundas que
sean las críticas….siempre suele suceder lo mismo ¿A qué tanto revuelo pues y
tanta descalificación y alarma, si además algunas cuestiones, como la subida
del salario mínimo o el de las pensiones, ya estaban contempladas por los
agentes sociales y asumidas por el gobierno saliente y son de entrada de gran
interés social? Cierto que estos Presupuestos social-populistas incrementan el
gasto (unos 16.000 millones) en época de previsible desaceleración económica,
así como la previsión de ingresos, para algunos dudosa; cierto que incrementan
la presión fiscal, cuando dos de cada tres españoles la califican de “fuerte o
insoportable” y sobre todo con el impuestazo al diésel que pagaremos todos
(ricos, trabajadores y pobres); cierto que bajan una décima el PIB y dejan
dudas sobre los ingresos, cuando ocho de cada diez españoles son pesimistas
sobre el futuro de la economía; cierto que la CEOE los califica de “improbables”,
que los autónomos pueden verse afectados por la subida del SMI un 22% de golpe,
que se basan en un déficit del 1´8% pero admiten que pueden tener que
ajustarlos al 1´3%, que se recaudará más por la subida del diésel que por las
rentas altas, que….y todos los qués que se quieran añadir. Pero los
Presupuestos, en sí mismos, no es ningún problemón que justifique la desmesura
del debate político; el problemón real es que los Presupuestos forman parte de
un amplio acuerdo de gobernabilidad con los populismos demagógicos que,
mientras apoyan a..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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