El reto soberanista y la
turismofobia son dos fenómenos confluyentes en el tiempo que inciden muy
negativamente en la imagen de España y, por tanto, en su futuro económico,
social y político. Dos fenómenos interrelacionados que, promovidos por
radicalismos totalitarios desde Cataluña, pretenden extenderse a otras zonas de
España. No en vano, aunque, según NCReport, el 84% de españoles apoya al sector
turístico y la mayoría condena los ataques de los radicales y cree que
perjudica a la economía, aunque admita que el sector turístico se ha
deteriorado, Ada Colau minimiza semejante violencia manifestando que los
ataques de Arran (los cachorros de la CUP) son hechos aislados y que “no hay
que magnificar”. Todo lo contrario que Rajoy, quien, tras reunirse con el Rey
en Marivent, recomienda “mimar a los turistas” y “no tratarlos a patadas” ya
que hacerlo “es un disparate”, añadiendo además sobre el problema huelguístico
de El Prat (otra coincidente confluencia, curiosamente) que “nadie debería
utilizar este asunto por razones meramente políticas” y sobre el desafío
soberanista que “los radicales no marcarán el rumbo”, mientras Cristina
Narbona, presidenta del PSOE, dice que “hay que reordenar el turismo y establecer
límites cuantitativos” y que “el Gobierno debe utilizar todos los medios a su
alcance para impedir el referéndum desde la mesura”. Lo cierto es que el
soberanismo usa las colas en El Prat para su campaña del 1-O, mientras la
Generalitat acusa al Gobierno (¡cómo no!) de mirar el conflicto “desde lejos” y
la ANC reparte panfletos entre los cabreados pasajeros a favor del “sí” en el
anunciado referéndum, por más que Rajoy sostenga que no se va a celebrar y les
pida que “no sean mezquinos”. Mientras tanto se mantiene el colapso en el
aeropuerto con posturas de negociación laboral muy encontradas entre empresa y
trabajadores y, por su lado, la CUP radicaliza su “turismofobia” reclamando
expropiar Port Anentura, en tanto que PSOE y Podemos denuncian una “posible prevaricación
de Vargas” por hacer que España pierda 8.000 millones, reclamando investigar la
privatización de AENA en pleno caos aéreo, mientras el independentismo saca
partido del colapso y los sindicatos amenazan con una huelga general. Siniestro
y preocupante panorama en plena eclosión del pretendido golpe de Estado
diseñado, al mejor estilo de Maduro, desde el Govern de Cataluña, cuando desde
el más puro sentido común y desde los más profundos principios democráticos,
todos los partidos no contaminados por trasnochados totalitarismos debieran
ponerse... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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