Tras el indeseable
esperpento intolerable protagonizado por los independentistas catalanes durante
la concentración antiterrorista en Barcelona, arranca, tras las vacaciones, el
curso político, envenenado sin duda por el ilegal referéndum ya que, mientras
Rajoy exige a Puigdemont que deje su ilegal “plan de ruptura”, el President redobla
su ofensiva secesionista lanzando su ley suprema de su república. En efecto, el
Presidente, que se niega a escuchar afrentas y exige al President catalán que
detenga sus ilegales planes rupturistas, abre el curso político con una llamada
a mantener la unidad de todos los partidos para afrontar la amenaza terrorista,
asegurando que las “afrentas” de Puigdemont no varían su rumbo, rebajando la
tensión tras la manifestación de Barcelona y ordenando no caer en las
provocaciones de la Generalitat, reafirmándose en que no habrá ningún
referéndum el 1-O, mientras se sabe que la ANC se infiltró en la organización
de la concentración antiyihadista y los voluntarios controlaron la seguridad
del acto, colgaron esteladas estratégicamente y repartieron 70.000 flores, y
grupos de asistentes, demócratas de toda la vida, propinaban gritos de “fuera”
y llamaban “asesinos”, tanto al Rey como al Presidente del Gobierno, o decían
“fuera los españoles, sí a los inmigrantes”… En fin, todo un ejercicio de
matonismo político intolerable, que Rajoy zanja diciendo que “las afrentas de
algunos no las hemos escuchado”, ignorando que tanto Puigdemont como Colau
asignaron los puestos estratégicos a los reventadores de la ANC, bloque
independentista que ocupó el sitio adecuado para lanzar mensajes intolerables
contra las máximas autoridades del Estado, bien cerca de ellos, mientras en el
resto de la manifestación se respiraba absoluta normalidad (la gente no es
tonta y, según NCReport, la gran mayoría cree que los soberanistas hicieron un
descarado uso político de los atentados). Pero, como la totalitaria locura
soberanista va en serio, el independentismo, pasado este bochornoso
espectáculo, da un paso más e, inmediatamente, lanza la ley suprema de su
paradisiaca república, entre otras cosas porque la CUP, sí o sí, obliga a sus
aliados a aprobar la ilegal ley de ruptura antes del ilegal referéndum, para
que la Generalitat asuma poderes internacionales y nacionales sin negociar,
dejando todo el proceso constituyente en manos de un llamado foro social (al
mejor estilo de Nicolás Maduro en Venezuela), mientras Podemos y ERC dialogan
ya sobre futuras alianzas tras el 1-O, generando malestar en un decadente
PDeCAT por el salto delante de su aliado soberanista (ya ven, pocos y mal
avenidos), y mientras Rajoy y Sánchez hacen... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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