martes, 14 de noviembre de 2023

AMNISTÍA, UN TRAJE A MEDIDA

                         Con decenas de miles de españoles en las calles de las 52 provincias españolas defendiendo lo que Sánchez les prometía en la campaña electoral (un “no” a la amnistía, por ser inconstitucional y un “sí” a traer al prófugo Puigdemont, que se le escapó a Rajoy, para que sea puesto ante los tribunales de Justicia), el Presidente del Gobierno, sin que se le caiga la cara de vergüenza ni sonrojarse, se burla de la ciudadanía registrando en el Congreso de los Diputados una Proposición de Ley de Amnistía (no un Proyecto de Ley, con lo que minimiza el debate parlamentario y esquiva filtros y dictámenes incómodos de los órganos consultivos sobre su constitucionalidad) que viene a ser como un traje a medida para el prófugo Puigdemont (y para él mismo) ya que sólo le ha faltado incluir en el articulado los nombres propios y apellidos de los 309 independentistas que van a ser beneficiados con la medida de gracia, que, lamentablemente y visto lo visto, no le hace ni pizca de gracia a la mayoría de españoles y, sobre todo, a los demócratas que se sienten burlados y engañados por las mentiras de Sánchez en la campaña electoral. Una proposición de ley que, curiosamente en su preámbulo, defiende su constitucionalidad, y que el ministro Bolaños reitera ante los medios en su presentación pública, cuando él mismo y todo el Gobierno, a toque de corneta, defendían con ahínco todo lo contrario (ya saben, “si no le gustan mis principios, tengo otros” y a tragar) y los españoles creyeron que eso es lo que valdría y lo que haría si llegara a gobernar. Una proposición de amnistía, insólita en cualquier país democrático, que, de un plumazo y por conveniencia personal de Sánchez y del prófugo, borra, para que no quede rastro alguno, todos los delitos cometidos por el independentismo totalitario, que no son pocos, desde 2012 hasta hoy, avalando con ello el fracaso rotundo de nuestro Estado de Derecho diseñado en nuestra Constitución tanto en la letra como en el espíritu de los constituyentes, los llamados “padres de la patria”, pues la igualdad de los españoles, la solidaridad interterritorial o la unidad de España son principios atropellados por semejante felonía, que viene a reconocer el fracaso colectivo rotundo del Estado de Derecho, sin contrapartida alguna ya que los secesionistas no renuncian absolutamente a nada, frente a la renuncia del Presidente del Gobierno, sus ministros y su patética mayoría parlamentaria a defender el espíritu que en la Transición inspiró el deseo de los españoles por vivir en paz, progreso y libertad. Todo ello se derrumba ahora, por la avaricia de Sánchez, al reconocer que el Estado erró gravemente al perseguir nada menos que una declaración ilegal unilateral de independencia, dos chapuceras consultas totalmente fuera de la ley, la proclamación chulesca de numerosas normas inconstitucionales, el incendio violento en las calles contra el mobiliario urbano y frente a las Fuerzas de Orden Público considerados penalmente como actos terroristas y la malversación de caudales públicos para financiar la brutal agresión al Estado de Derecho, inédito en cualquier país democrático ya que es la única garantía de preservar los derechos de la ciudadanía y especialmente de los ciudadanos menos poderosos. Ahora con este traje hecho a la medida de Puigdemont (y de Sánchez), todo esto será tapado ignominiosamente, borrado de la Historia como si no hubiera existido, mientras sus protagonistas ven su historial delictivo borrado del mapa y se preparan para futuros envites contra la democracia y la libertad. Una amnistía que intenta maniatar al Supremo, que condenó a los sediciosos con el beneplácito del propio Sánchez, y que ahora, limpios de polvo y paja, le auparán pasado mañana de nuevo a La Moncloa, convertidos por arte de magia en personas decentes y líderes políticos democráticos solventes, aunque entre ellos no se fíen ni para ir a recoger un premio.

            Ya ven, porque Sánchez y Puigdemont lo han decidido así, esta insólita ley de amnistía, finiquita el procés (no existió ni existe) al borrar todas las causas, incluyendo las de terrorismo y malversación, y da dos meses a los jueces para aplicarla, estableciendo que las cuestiones al TC o a la UE no podrán paralizarla (ya ven, como Franco, el objetivo es que “todo quede atado y bien atado”), mientras ahora el PSOE y el Gobierno la justifican por “razones de utilidad social” (¡qué razones si los secesionistas no renuncian a nada!) y prometen que España será ahora un país “más habitable” sin descartar que beneficie también, como quiere Puigdemont, a corruptos por malversación como Borrás, dándose la paradoja de que si se malversa para la causa secesionista y para agredir al Estado de Derecho, como hizo Puigdemont, es amnistiable, pero si se malversa para otros fines, no. Sin duda que España a partir de ahora será “más habitable”, pero sólo para...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/). 

 

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