viernes, 22 de septiembre de 2023

EL DISIDENTE ES PEDRO SÁNCHEZ

                         Como ciudadano, demócrata y socialista suscribo de la A a la Z las declaraciones de Felipe González y Alfonso Guerra con motivo de la presentación de un libro de éste en Madrid, en las que ambos vienen a coincidir en que los disidentes del PSOE no son ellos (ni otros tantos socialistas de toda la vida) sino que el disidente es Pedro Sánchez y quienes le siguen ciegamente y callan ante la gravedad de lo que está sucediendo en nuestro país. Vean si no, y analicen si coinciden o no conmigo en esto. Dice Alfonso exactamente y yo lo suscribo en su totalidad que una persona si es de izquierdas “tiene la obligación de no callarse si ve injusticias, arbitrariedades, errores, los vea en la zona conservadora o en la zona progresista” y que por ello, como “demócrata y socialista”, pide al Gobierno que no se otorgue una amnistía “que falsificaría la historia” y supone “una humillación deliberada de la generación de la Transición” y “una condena de dicha transición y de la democracia”. Y recalca literalmente “yo solicito, como ciudadano de la democracia y como socialista, que no se dé ese paso, que no se otorgue una amnistía que falsificaría la historia, que convertiría en represores a los demócratas y presentaría como demócratas a los felones que atentaron contra la libertad y la democracia y que repiten cada día que volverán a hacerlo”, pues la amnistía sería “decir que no delinquieron, que fueron justos cuando se alzaron contra la legalidad porque esta era injusta”, lo que “es una criminalización que un demócrata no puede aceptar”. Y Felipe, allí presente, asiente y añade que “la amnistía significa la condena de la democracia”, que “no podemos dejarnos chantajear por nadie y mucho menos por minorías en vías de extinción” y que “lo que uno no puede es saltarse la legalidad”, acusando al prófugo Puigdemont de “cargarse la Constitución” y “el Estatuto”. Y además de todo lo anterior, Guerra añade que, en todo caso, “la amnistía no se hace con medio Parlamento en contra del acuerdo”, en referencia a la hipotética norma que el PSOE sacaría con el respaldo de Sumar, ERC, Junts, PNV y Bildu. Sin duda, declaraciones tranquilizadoras y responsables para los demócratas, hechas por políticos con un alto y estricto sentido del Estado de Derecho democrático, que me recuerda cuando en 1982 el PSOE (aquel PSOE y no éste) alcanzó el poder por vez primera pero heredando, entre otras cosas, la patata caliente de que el Presidente Calvo Sotelo acababa de firmar un Tratado de ingreso de España en la OTAN, al que nosotros, los socialistas, nos opusimos con el famoso eslogan “OTAN, de entrada no” pero ahora, desde el gobierno, lo razonable y conveniente para España (por varias razones de tipo estratégico y defensivo, entre otras) era no salirnos de la Alianza (una cosa era no entrar y otra salir), por lo que en el PSOE, ante asunto tan trascendental desplegamos un intenso debate interno para resolver el conflicto y poder avalar con argumentos ese cambio de opinión justificado del flamante y mayoritario gobierno de Felipe González, apoyado por 202 diputados socialistas en el Congreso (al que tuve el honor de pertenecer), resolviéndose al final el conflicto con un referéndum al respecto para dejar las cosas como estaban y asumir la permanencia de España en la Alianza, un referéndum que por cierto ganamos tras hacer, como diputados y cargos del PSOE, una intensa campaña interna y externa explicándole a militantes y a los ciudadanos en general con pelos y señales las razones de ese puntual “cambio de opinión” en el sentido de que lo más aconsejable y conveniente para España era olvidarse del famoso “OTAN de entrada no” ¡Qué forma tan distinta de resolver las contradicciones en temas fundamentales de Estado de aquel PSOE de Felipe y éste de Sánchez!; ¿estará Sánchez dispuesto a someterse a un referéndum de todos los españoles para avalar su manifiesto “cambio de opinión” sobre la amnistía?....estoy seguro de que no, aquello era democracia, muy débil todavía, pero democracia, y esto lamentablemente es otra cosa, populismo puro y duro. Es obvio que el disidente del PSOE es Sánchez.

            Un disidente peligroso porque una de sus habilidades consiste en hacer de la necesidad personal una virtud y, mintiendo descaradamente (él dice que cambiando de opinión), intenta hacer ver que su interés privado personal es el interés general, importándole un rábano las incoherencias que ello conlleve. En efecto, si con rotundidad extrema dijo en la oposición que el prófugo “se le escapó a Rajoy” y añadió “me comprometo a traer de vuelta a España a Puigdemont” para que “comparezca ante la Justicia Española”, si él gobernara (lo que todos los socialistas históricos, incluidos Guerra y González, avalamos,), él es el disidente al decir ahora, sin ruborizarse, sin debate interno previo alguno y sin someterlo a referéndum, que lo que ahora...... (sigue leyendo en  Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

             

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