jueves, 22 de septiembre de 2022

Y AHORA, LA GUERRA FISCAL

                         Está claro, o espabilamos, o no salimos del negro túnel político en que nos hemos metido….Y se tiene la impresión de que, hasta que lleguen las inminentes elecciones, los partidos prefieren seguir en el negro túnel cargado de demagogias e incoherencias permanentes en vez de salir del mismo y despejar las contradicciones que sólo entorpecen el buen funcionamiento de las instituciones del Estado. En efecto a las permanentes guerras sobre diversos temas, que todos conocemos, se añade ahora, en el tramo final de la Legislatura, otra más: la guerra fiscal. Una guerra entre el Gobierno de Sánchez y las CCAA gobernadas por el PP tras decidir éstas suprimir algunos impuestos y reducir otros a imagen y semejanza de lo que ya se hace en Madrid, mientras el Ejecutivo de Sánchez intenta evitar que se siga propiciando esta competencia fiscal a la baja, dada su conocida voracidad impositiva que ha convertido a España en líder del alza de la presión fiscal de los 34 países de la OCDE, mientras el citado Gobierno, que se permite el lujo de tener uno de los Consejos de Ministros más numeroso de Europa, rechaza reducir ministerios por su “eficiencia”, cuando se da la circunstancia de que cuenta con el mayor número de ministros casi desconocidos para la opinión pública. En definitiva, las autonomías gobernadas por el PP calientan esta batalla fiscal (Andalucía suprime el Impuesto de Patrimonio; Ayuso, que ya lo suprimió, anuncia que reducirá la inflación de la escala del IRPF; Mañueco asegura que trabaja en una “rebaja fiscal histórica” en Castilla y León….) y el Gobierno de Sánchez carga contra el PP por propiciar esta competencia fiscal a la baja y desautoriza al Ministro Escrivá que plantea, como solución al conflicto, recentralizar impuestos, mientras sus colegas en el Consejo de Ministros rechazan su propuesta, diciendo que la hace “a título personal”, mientras los socios nacionalistas y secesionistas de Sánchez ponen el grito en el cielo por la insinuación de Escrivá de quitarles competencias al respecto, mientras apuestan por una “armonización fiscal autonómica”, que propone la ministra Montero, para evitar esta competencia fiscal a la baja (es decir, para obligar a subir impuestos no hay reparo en que se toquen competencias, pero para permitir que las autonomías puedan bajarlos, sí se ponen pegas y acusaciones de centralismo), y mientras el PSOE se abre además a imponer un impuesto a los ricos, que ya pedía Podemos y que hasta ahora el Ejecutivo rechazaba. Es lo que hay, la guerra fiscal está servida y defender posiciones conlleva todo tipo de acusaciones y verdades a medias: por un lado Moreno Bonilla argumenta que elimina el Impuesto de Patrimonio para atraer a Andalucía a 7.200 fortunas, seduciendo así, como hace Madrid, a nuevos contribuyentes y evitar la fuga de empresarios, como sucede en tierras catalanas, confiando en cautivar a importantes inversores de Cataluña; por otro lado el Ejecutivo, adoptando las teorías de Podemos, sale en tromba contra Moreno por bajar impuestos y acusa al PP de que lo hace para favorecer a los ricos (los malos de la película) y le responde con la idea de un impuesto a las grandes fortunas, mientras el PSOE presiona a Sánchez para bajar los impuestos y actúa para que el Gobierno se mueva y desactive la estrategia fiscal que vende el PP y que genera nerviosismo entre los candidatos de las elecciones de mayo, por lo que esperan un gesto en los Presupuestos con el IRPF. Y en medio de este doble patinazo de Escrivá (los “hombres de negro” enviados por Bruselas desconfían de su reforma de las pensiones y Moncloa rechaza en tromba su idea de recentralizar los impuestos), Iberdrola y Endesa chocan con Cepsa y Repsol por el “impuestazo” y piden que...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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