jueves, 13 de enero de 2022

SURREALISMO POLÍTICO

                     La polémica generada por las desafortunadas palabras del ministro Garzón afirmando que España exporta carne de mala calidad y que no respeta el bienestar animal, asunto que, en todo caso y de ser cierto, él, como ministro del Gobierno español, debiera impedir en vez de denunciarlo públicamente, está generando un debate, cargado de demagogias, que raya el surrealismo político, al extremo de que ahora resulta que todo obedece a la malintencionada derecha, es decir, a la oposición, como si la oposición, sea de izquierdas o derechas, no aprovechara siempre cualquier metedura de pata de los miembros del Gobierno al que se oponen con el claro objetivo de restarle apoyos y, a ser posible, atraerlos a su causa. En efecto, entre otras cosas, vino a decir Garzón en The Gardian “encuentran un pueblo en una parte despoblada de España y ponen 4.000, 5.000 ó 10.000 animales; contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esa carne de mala calidad de esos animales maltratados”, desatando con ello el lógico rechazo generalizado del sector agrícola y ganadero, lo que obviamente le viene de maravilla a la oposición de cara a las inminentes elecciones autonómicas en Castilla y León, que pide la dimisión del ministro y Díaz (la única que podría cesarlo y no Sánchez al tratarse de un ministro-cuota de Podemos), que se niega a cesarlo y apoya a los morados en tierras castellanoleonesas, dice que cesarlo por ello “sería surrealista”, mientras el PSOE, obviamente interesado también en dichas elecciones, deja sólo al ministro en esta polémica sobre las macrogranjas y abre la puerta a que, tal como pide PP y Ciudadanos, comparezca en el Congreso para reprobarle. Por su parte Podemos, cogobernante con el PSOE, arropa a su ministro y acusa a Sánchez de “desleal” por no defenderle, por desautorizarle finalmente y por sólo preocuparse de no perder votos en Castilla y León, generando así la enésima brecha profunda surrealista en este gobierno minoritario de coalición, culpando al Presidente de “comprar los bulos de la derecha”, por lo que el PSOE argumenta que “cuesta años ganar la reputación internacional y se pierde en un segundo; ese es el problema, no las macrogranjas” que, en todo caso, no son ilegales y es precisamente al Gobierno a quien correspondería ilegalizarlas si tan nefastas son. Y mientras algunos ministros del sector socialista, como el de Agricultura, salen abiertamente a desautorizar a su compañero del sector comunista, Moncloa alega que “no consultó” intentando avalar que las declaraciones de Garzón eran surrealistamente a título personal, mientras éste, a pesar de todo, niega que haya sido desautorizado por el Gobierno al que pertenece y culpa de la polémica a una derecha “negacionista del cambio climático, de las macrogranjas y de los efectos sociales y ecológicos”. Una surrealista pugna electoral más entre PSOE y Podemos, que dinamita la coalición, cuando todo apunta a que Podemos la utiliza para marcar perfil propio ante las elecciones del 13-F. Lo surrealista, contra lo que dice la Vicepresidenta Díaz, no es cesar o no a Garzón (cada quien que apechugue con las consecuencias derivadas en uno u otro caso), el surrealismo político está en pretender que..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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